21 de Noviembre de 2024

11b

 

Recuerdo, como si fuera ayer, las primeras semanas y meses del gobierno del presidente López Obrador. Las recuerdo bien porque muchos colegas, conocidos y amigos presagiaban tormentas en asuntos de tecnología. No sé si lo hacían por inocencia, ignorancia, conveniencia o una mezcla de las tres, pero suponían que las TIC vivirían una crisis. Y así fue.

Claro, si consideramos que comprar tecnología transnacional, innecesaria, onerosa, incompatible, improvisada y a veces, obsoleta, podríamos confirmar dicha crisis. Sin embargo, no era cuestión de inversiones, presupuestos o de licitaciones, era atacar el origen del problema: la corrupción. Era sacar la raíz de lo podrido y sacudir toda la tierra para sembrar nuevas semillas.

A tantos años, no puedo decir que se ha terminado la corrupción y el dispendio en la compra de tecnología en el gobierno, no obstante, está en proceso de extinción.

Por eso, de cara al nuevo gobierno de Claudia Sheinbaum las expectativas para la industria de Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) son muy alentadoras. Muchos esperan que sea un gobierno más moderno, digital y eficiente y así lo esbozó la presidenta en su discurso del martes y en sus 100 Pasos para la Transformación.

En el compromiso 17 anunciado en su discurso en el Zócalo, dijo que su gobierno creará el programa de reducción y digitalización de trámites más grande de la historia. En el compromiso 34 dijo que se consolidará el programa espacial mexicano y se pondrá en órbita un satélite propio para ampliar la conectividad.

En ese mismo compromiso dijo que México se integrará a la cadena de producción de semiconductores, pero también se desarrollarán en el país. Tendremos una fábrica de software público y un centro de ciberseguridad e Inteligencia Artificial. Produciremos drones de bajo costo y alta eficiencia, equipos de telecomunicaciones cifrados, equipos de diagnóstico y monitoreo de enfermedades y tecnologías para el agua. Sheinbaum dijo que será tecnología hecha en México por jóvenes profesionistas mexicanas y mexicanos.

Cumplir solo con estos dos compromisos supone un reto enorme y, de lograrlo, México dará un salto cuántico en materia de eficiencia, productividad y calidad de vida. No tengo ninguna duda de que México cuenta con el talento, los insumos y la capacitación necesaria para lograr estos objetivos, sin embargo, ¿Alcanzará el tiempo y el dinero para verlo como una realidad? ¿Tendrá el nuevo gobierno la capacidad operativa y política para encontrar los mecanismos y los recursos que den vida a un México Digital?

Siendo completamente objetivos, creo que muchos compromisos son viables, otros muy complicados y unos más casi imposibles. Digitalizar todo el gobierno con sus trámites y servicios lo veo muy difícil y no por falta de capacidad sino porque implica inversiones muy fuertes en dinero y capital político. Los opositores verán conspiraciones totalitarias y mafiosas cuando se hable de invertir miles de millones de dólares en sistemas que permitan la interoperabilidad y el intercambio de información de los ciudadanos.

El programa espacial mexicano sí podría construir un satélite nacional, pero con capacidades muy limitadas para operar en órbitas que no estén ocupadas. Consolidar la infraestructura de los distintos servicios de telecomunicaciones del gobierno se topará con la resistencia de los operadores privados. Estos son los compromisos difíciles de cumplir.

Producir drones, autos eléctricos, semiconductores, equipos de telecomunicaciones y médicos de bajo costo y alta eficiencia, parece viable, pero para eso se necesitará un programa muy bien estructurado para vincular la planta productiva privada con los objetivos del gobierno. Hay insumos y talento suficiente, pero dudo que exista capacidad de producción.

Sin embargo, desarrollar la fábrica de software, y los centros de ciberseguridad e inteligencia artificial es una excelente idea. El hecho de que el gobierno pueda crear su propio software, en lugar de depender de terceros, evitará problemas como la falta de acceso al código, que pueda "secuestrar" el acceso al software. Desarrollar software propio puede contribuir a la estandarización, eficiencia y escalabilidad de los sistemas gubernamentales. Además, la reutilización del código permitiría que diferentes dependencias gubernamentales aprovechen piezas de software ya desarrolladas, facilitando así la implementación de nuevos sistemas.

Los compromisos del nuevo gobierno son muy ambiciosos y me encantaría que sean una realidad. Sin embargo, para poder ver ese México Digital dependerá de una adecuada planificación y control de costos, pues históricamente los proyectos de digitalización han sobrepasado sus presupuestos iniciales. La idea está, las ganas están, solo faltan los recursos y la implementación, pero con eso y todo, el nuevo gobierno la tiene más fácil pues al presidente López Obrador les tocó arar y barbechar este agreste terreno. Viene lo mejor.