Los grandes players del mundo digital están bajo acoso. Su poderío y alcance les han puesto en la mira de reguladores e inversionistas sin que ahora nos imaginemos cuál será el resultado.
El Departamento de Justicia (DOJ) de Estados Unidos ha decidido que ya es hora de poner límites al poder de Google y la solución es dividir a la empresa. Android, por un lado, Chrome por otro y el negocio del buscador en una tercera entidad independiente.
El DOJ busca romper al gigante en partes más pequeñas, evitar su abuso y fomentar la competencia. Todo para que los usuarios no sufran por las "prohibiciones contractuales", "requisitos de no discriminación de productos" y otros términos que se resumen en la frase: "Google se pasó de listo ".
La empresa no se ha quedado callada. Según su vicepresidenta de asuntos regulatorios, Lee-Anne Mulholland, la propuesta del Departamento de Justicia es "radical" (obvio). El argumento de defensa es casi el mismo de siempre: dividir Google sería un caos para la industria tecnológica. Y en parte tienen razón porque hacerla cachitos perjudicaría a otras empresas que dependen de sus productos y servicios. Mozilla, los fabricantes de móviles Android, Apple, y hasta las Pymes que usan la publicidad de Google para tener visibilidad, se verían afectados. Dividir a Google parece una locura, pero quizá sea lo que se necesita para que el mercado tecnológico respire un poco.
Mientras tanto, OpenAI, líder en inteligencia artificial y creador de ChatGPT, también está tomando precauciones. Su plan no es fragmentarse, sino blindarse ante cualquier intento de adquisición hostil. Según The Financial Times, la empresa de Sam Altman busca convertirse en una corporación benéfica o public benefit corporation (PBC). Un movimiento muy conveniente que, aunque suena a altruismo, tiene más que ver con proteger su propio pellejo. Una PBC puede operar como cualquier otra empresa, pero con el beneficio de ser más difícil de acosar, ideal para cuando los gigantes tecnológicos como Microsoft quieran comerse todo el pastel de la IA.
Dividir Google y proteger a OpenAI son los nuevos pasos en el tablero de ajedrez digital. Un tablero donde las jugadas no son tan altruistas como parecen.
Evolución de las estafas
Las estafas han evolucionado, y los ciberdelincuentes no se cansan de ser creativos. Ahora la moda es el SIM swapping, una joyita del mundo digital que consiste en duplicar tu tarjeta SIM sin que te des cuenta, todo para robarte hasta el último peso de tu banca móvil. Scotiabank México nos informa que la receta es simple: el criminal suplanta tu identidad, consigue un duplicado de tu SIM y, cuando menos lo esperas, tu teléfono queda sin servicio. Mientras tú te preguntas qué pasó con tu señal, ellos reciben tus códigos de verificación, acceden a tus cuentas y adiós a tu dinero. Para lograrlo, suelen hacer una llamada o presentarse en tu operadora con todos tus datos en mano. ¿De dónde sacaron esa información? Ah, pues de redes sociales, correos falsos o esas aplicaciones “inocentes” que descargaste sin pensar.
¿Se te cayó la señal del teléfono de repente? ¿Te llegan códigos de autenticación que no pediste? Corre a revisar tus cuentas. Luis Rodríguez, vicepresidente senior y director de Tecnología y Operaciones en Scotiabank México lo deja claro: protégete antes de que sea tarde. Usa la autenticación de dos factores, cuida tu información personal como si fuera oro y, sobre todo, no seas de los que descargan cualquier app porque se ve cool. Al final, tu seguridad depende de cuántos agujeros dejas abiertos, y créeme, a veces son muchos.
Healtech mental
El Día Mundial de la Salud Mental debería ser un buen momento para que las empresas en México hagan una pausa y piensen en algo más que la productividad. ¿Qué tal el bienestar emocional de sus empleados? Parece una idea revolucionaria, pero crear un entorno laboral que fomente la felicidad podría ser lo que les falta para retener talento y, de paso, mejorar su competitividad.
Aquí entra MiMente, una plataforma que combina tecnología con un enfoque proactivo en la salud mental. Acostumbrados al chanclazo materno o las cachetadas amistosas, estas tecnologías podrían sonar exóticas. Tal vez, pero es justo lo que las empresas necesitan en un país donde el estrés laboral es el pan de cada día. Dirigida por Alberto Fernández, esta herramienta no solo ofrece apoyo inmediato para reducir el desgaste laboral, sino que también permite diseñar estrategias para mejorar el ambiente de trabajo.
Según estudios, los empleados felices son 31% más productivos y 44% más propensos a generar ventas. Así que la próxima vez que alguien se queje de estrés en la oficina, quizá sea hora de considerar que la tecnología no solo es para automatizar tareas, sino también para cuidar el bienestar emocional.