Ayer, en un evento que pretende marcar un antes y un después en la industria automotriz mexicana, la presidenta Claudia Sheinbaum presentó el proyecto Olinia, un plan que promete revolucionar el transporte urbano en el país.
En un país acostumbrado a depender del combustible fósil como el motor de su economía, este primer automóvil eléctrico nacional promete ser el nuevo vehículo que impulsará a México hacia un futuro más verde y tecnológico.
Si tiene éxito, no solo será un logro monumental para su administración, sino también un legado histórico para México: la creación del primer automóvil eléctrico nacional, fabricado con tecnología, componentes y diseño mexicanos.
El proyecto, liderado por la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación, Rosaura Ruiz Gutiérrez, ha sido descrito como un hito en la industria automotriz nacional. Olinia, cuyo nombre proviene del náhuatl y significa "moverse", es mucho más que un simple vehículo; es un emblema de la transferencia tecnológica de la academia al sector empresarial. Con la bandera del modelo de Prosperidad Compartida, este esfuerzo público-privado es una ruta de doble vía que promete destinar parte de sus ingresos a la ciencia y la educación, buscando una verdadera sinergia entre desarrollo tecnológico y bienestar social.
Pero, como en toda travesía, el camino hacia el éxito no estará libre de baches. El desafío será superar las barreras de percepción que aún existen sobre los vehículos eléctricos y de lo hecho en México, sobre todo en un mercado que apenas empieza a aceptar la electrificación como una alternativa viable.
Al disminuir estas emisiones y optimizar el espacio urbano, Olinia podría ser la pieza que faltaba para una movilidad más sostenible en las ciudades mexicanas. Con un precio competitivo, estos vehículos eléctricos buscan ser accesibles para la mayoría de los ciudadanos, eliminando la percepción de que la tecnología verde es solo para unos pocos.
La colaboración con instituciones como el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y el Tecnológico Nacional promete ser el motor de innovación detrás de Olinia. Arturo Reyes Sandoval, director del IPN, enfatizó la convocatoria inmediata de expertos en electromovilidad, quienes ya están desarrollando análisis de mercado y planes de negocio, además de evaluar la instalación de plantas de vehículos eléctricos en México.
El IPN, conocido por su robusto cuerpo de investigadores y desarrolladores, juega un papel crucial en esta iniciativa. Con laboratorios de vanguardia como el LANCEI, enfocado en la descarbonización del transporte, y el CIITA en Puebla, Olinia se beneficia de un soporte técnico excepcional. Estas instalaciones no solo representan un punto de apoyo para el desarrollo del proyecto, sino también un testimonio del potencial académico del país.
El proyecto no solo apunta a resolver los problemas de movilidad urbana, sino también a posicionarse en un mercado prácticamente virgen en México: el de los mini vehículos eléctricos. En otros países, como China e India, este segmento ha mostrado un crecimiento significativo, y Olinia espera replicar ese éxito en el mercado mexicano.
Con tres modelos en desarrollo (para movilidad personal, de barrio y entregas de última milla) Olinia busca cubrir un espectro amplio de necesidades urbanas. Su plataforma modular promete eficiencia en diseño y fabricación, con precios accesibles que podrían oscilar entre 90 mil y 150 mil pesos. Esta estrategia de costos no solo es competitiva, sino también un guiño a la economía nacional, al priorizar componentes de origen local.
Uno de los retos más grandes será la instalación de plantas de fabricación. La ubicación aún está en evaluación, considerando estados con una fuerte tradición automotriz como Puebla y Sonora. Sin embargo, la posibilidad de ensamblar vehículos en distintas regiones del país podría reducir costos logísticos, sería clave para mantener precios bajos y competitivos.
Además, el plan no solo busca conquistar el mercado nacional, sino también tener un impacto internacional. La meta de lanzar su primer modelo para el Mundial de 2026 en el Estadio Azteca muestra una ambición global. Este tipo de eventos son una oportunidad inigualable para posicionar a Olinia como un referente de movilidad eléctrica, no solo en México sino también en el escenario mundial.
Si bien el camino no estará exento de curvas peligrosas y retos, este proyecto podría ser el motor que impulse a México hacia una nueva era de innovación y desarrollo económico, en una industria que ha dependido durante décadas de tecnologías importadas.
La consolidación de una industria automotriz eléctrica local requerirá no solo de inversión y colaboración, sino también de una política pública sólida que fomente su desarrollo. La verdadera prueba estará en la ejecución y en la capacidad de atraer tanto a inversionistas como a consumidores.
Olinia representa una apuesta ambiciosa por un México más tecnológico, sostenible y autónomo. Es un proyecto que, de materializarse como está planeado, no solo cambiará la forma en que los mexicanos se mueven, sino también la percepción del país como un líder emergente en la industria automotriz global. El futuro, como siempre, se mueve rápido, y Olinia quiere estar listo para rodar ese camino; la clave estará en mantener el rumbo firme y la vista en el horizonte.