20 de Enero de 2025

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El pasado 31 de diciembre de 2024, la Ciudad de México fue testigo de una tragedia que ha conmocionado a la sociedad: la muerte de Christian Omar, un niño de seis años que falleció debido a desnutrición y deshidratación severas tras ser abandonado en su domicilio. Este lamentable suceso ha sacado a la luz no solo la negligencia materna, sino también una posible historia de violencia económica ejercida por el padre del menor, Marco Antonio Mijangos Velasco.

Christian Omar fue encontrado en condiciones deplorables en un departamento de la alcaldía Benito Juárez. Su madre, Olga Idelevich, de origen ruso, había solicitado ayuda al notar el crítico estado de salud de su hijo. Sin embargo, las autoridades descubrieron que el menor había sido dejado solo por varios días, sin acceso a alimentos ni agua. A pesar de ser trasladado al Hospital Pediátrico de Azcapotzalco, Christian falleció al día siguiente.

En 2019, Olga Idelevich inició un proceso legal contra Marco Antonio Mijangos Velasco, abogado mexicano y presunto padre de Christian, por la custodia del niño y la pensión alimenticia. Este conflicto sugiere la posibilidad de violencia económica, una forma de abuso donde uno de los progenitores limita o niega los recursos financieros necesarios para el bienestar del menor y del otro progenitor. La falta de apoyo económico podría haber contribuido a las condiciones de extrema pobreza en las que vivían Olga y su hijo. La corresponsabilidad está clara. En redes las oposiciones (como siempre) tienden a señalar de tajo a la mujer por no haber cuidado del niño, envueltas en el paradigma de siempre “la madre debe ser madre siempre, y por eso las verdaderas, sacan solas adelante a sus hijos”. Nuestra humanidad, supone la supervivencia, y, por ende, todos deberíamos buscar la manera de sobrevivir y ayudar a sobrevivir a otro, sin importar el género. Esto presupone también el terrible paradigma machista, que ha durante siglos, ayudado a restar responsabilidades al varón en la crianza y manutención de los hijos, dejando a las mujeres solas y haciéndolas creer, que, al hacerlo, casi casi se ganan el status de santas luchonas, y mujeres “enteras”. Ojo, no estoy restando mérito a quién lo haga, no me mal entienda.

Lo que sí, es que por estar bajo este discurso, quienes pertenecen al sexo masculino y van ejendrando criaturas por ahí, se las ven muy fácil sin tener que reparar en su responsabilidad, y aquí entran innumerables debates, en donde sí y siempre sí, señalan como única responsable de la vida de un hijo a la mujer, incluso, desde el apareamiento, en donde, si la mujer no toma las medidas oportunas, o no cierra las piernas a tiempo (disculpe la crudeza de mis palabras) tiene toda la culpa y responsabilidad de cargar con la criatura.

Nadie sabe el estado mental de Olga (y no la estoy eximiendo, por favor, no lo piense así), pero es una realidad, que nadie sabe lo que pasaba esta mujer, sola, extranjera y acorralada ante un hombre que al parecer tenía el poder de desbaratarle cualquier intento de salir adelante y empecinado en subyugarla, la acorraló a tal extremo que el resultado fue el deceso del pequeño.

Tras la muerte de Christian, tanto Olga Idelevich como Marco Antonio Mijangos Velasco se encuentran prófugos y son buscados por las autoridades para esclarecer su responsabilidad en este trágico desenlace. La ausencia de servicios básicos en el hogar, como agua, gas y electricidad, evidencia un entorno de precariedad que pudo ser resultado de la falta de apoyo económico por parte del padre. Dentro de los corresponsables no podemos dejar de nombrar a las autoridades, que, a pesar de las denuncias, no pusieron interés en el caso desde que Olga, denunció lo que vivía.

Este caso no es comparable con el de Kristel Candelario, ¿la recuerda? Mujer de 32 años que por irse de vacaciones dejó a su hija de 16 meses durante 10 meses, en junio de 2023, que, aunque la fémina alega sufrir de depresión y otras enfermedades mentales, ella no sufría de ningún tipo de violencia.

La trágica muerte de Christian pone de manifiesto la urgente necesidad de abordar la violencia económica como una forma de maltrato que puede tener consecuencias fatales. Es imperativo que las autoridades refuercen las medidas de protección para los menores y garanticen que ambos progenitores cumplan con sus responsabilidades, evitando que disputas legales y económicas pongan en riesgo la vida y bienestar de los niños.

La muerte de Christian Omar es un recordatorio doloroso de las fallas en el sistema de protección infantil y la importancia de actuar con diligencia ante señales de negligencia y abuso.