9 de Mayo de 2024

-La ambición tiene mala memoria o “No se hagan bolas”

Por Julio César Vega Olivares

En relación al precio del petróleo, tal parece que estamos “hechos bolas” y no entendemos qué sucede con el precio que el “mercado”, con su invisible mano y su inconmensurable sapiencia, establece para el hidrocarburo.

Aunque parece que el comportamiento del precio del petróleo contradice a cualquier lógica económica y hasta al sentido común, y actualmente, como ya ha sucedido en el pasado, surgen voces para justificar esta caída de precio y existen muchas teorías sobre este particular, aunque  las opiniones resultan contrastantes, hace apenas unos años se postuló en  tono papal que se había acabado la era del petróleo barato y todos aplaudieron; ahora, tres años después, se opina todo lo contrario y nuevamente todos aplauden, pues ahora dicen los sauditas que se acabó la era del petróleo rentable y, por lo mismo, hay que venderlo barato, antes de que se abarate más, que si se gana poco con un barril, entonces vendiendo millones de barriles se recupera el ingreso, y parecen no darse cuenta de que si reducen la oferta, el petróleo puede valer el doble o el triple, es decir, más que proporcionalmente a la reducción de la producción,  lo que entonces redundaría en mayores ingresos.

Con reducir la oferta en tres millones de barriles diarios, prorrateándose entre todos, el petróleo puede volver a valer 100 dólares por barril o más, entonces, ¿por qué no se hace y sólo se pretende justificar la baja del petróleo con cuentos que ni un niño de Preescolar podría creer? Si revisamos la historia del petróleo,  podemos observar los precios máximos del crudo en el mercado mundial; el mayor fue en 1864, cuando en dólares del 2014, el barril valía 121.50 dólares. En el siglo pasado, el siglo XX, tuvimos dos máximos históricos con precios de tres cifras: en 1979, 103.07, y en 1980, 105.81, en dólares contantes del 2014. En el siglo XXI hemos tenido cuatro máximos históricos en que el precio del petróleo tiene  tres cifras: en 2008, 106.94; en 2011, cuando el barril costaba 117.09, que además es el segundo máximo histórico en dos siglos; en  2012, 115.14, y en 2013, 110.42,  todos los valores en dólares del 2014, promedio anual por barril.

Si sólo hablamos del siglo XX y sólo yéndonos a fechas a partir de las cuales México exportaba petróleo a través de PEMEX, porque también exportábamos petróleo a principios del siglo XX, pero a través de las empresas petroleras extranjeras de tristes recuerdos, por lo cual parece que la ambición tiene mala memoria, pues revisemos los precios y ahora veamos cuáles son superiores al coyuntural actual, en dólares del 2014; tomemos uno al azar sólo con fines comparativos, digamos el de 1974, que era de 55.62, y el de 1990, 42.97, y el del año 2000, 39.17, todo en dólares contantes del 2014. Hay que considerar que en términos nominales, parecen aumentar; sólo observemos los precios nominales en esas mismas fechas: en 1974, 11.58; en 1990, 23.73, y en el 2000, 28.58; es evidente que el precio real tiende una tendencia a la baja, mientras el nominal nos engaña y parece al alza, es claro que el precio va en sentido contrario a la inflación mundial y, en el caso de México, a la inflación mexicana, es decir, el precio del petróleo no se ajusta adecuadamente por inflación, ni se considera un bien no renovable que tendría un costo adicional por su escasez futura, si bien no es un producto procesado por el hombre, porque existe en la naturaleza, como el agua, digamos, pero tiene un  costo su  búsqueda y el desarrollo de infraestructura para su extracción y transporte, y también la denominada renta petrolera que ahora descaradamente se la están escamoteando a los países productores subdesarrollados.

Pero existe otro problema: es que el precio de la mezcla mexicana de petróleo es de los más bajos. Comparemos: cuando el petróleo estaba en un máximo histórico, en 2011, la mezcla mexicana en términos reales valía 106 dólares, mientras el Brent valía 117.09, es decir, una diferencia de 11.09 dólares; actualmente, el viernes 22 de enero del presente año, el Brent valía 32.21 dólares y la mezcla mexicana valía 22.77, es decir, una diferencia de 9.44 dólares, vendemos un petróleo devaluado.

Por ello, “no nos hagamos bolas”: el petróleo está a precio de regalo porque los centros de poder real así lo han decidido; es una crisis de productores, es decir, una crisis tercermundista y un auge para los grandes consumidores, quienes son los beneficiados: les vale  la oferta y la demanda, generan una oferta artificial, para justificar, pues esto es parte de la oscilación cíclica que permite a los que deciden tomar una mayor parte del ingreso global para mantener su hegemonía mundial, nada que ver con el capitalismo, que es un modo de producción eficiente cuando se regula correctamente,  pero ha servido de señuelo, siendo utilizado frecuentemente para echarle la culpa de las crisis mundiales, las cuales, como vemos, tienen nombre y apellido .