11 de Mayo de 2024

-“Un cielo sin cuervos”, de Ilán Stavans 

Por Nancy Jácome

Continúo leyendo los cuentos que vienen recopilados en  “La Pianista Manca”, de Ilán Stavans; debo confesar que me han gustado bastante, pues de alguna forma es como si me aventara un chisme vecinal.

En esta ocasión leí el primero de los cuentos, y al contrario de otras recopilaciones, éste me lo he tenido que leer un poco más despacio, pues aunque es pequeño, Ilán tiene una forma de escribir que te pone a pensar, no es pesimista, pero tampoco es esperanzador. Sus personajes reconocen sus errores de carácter y en “Un Cielo sin Cuervos” el personaje lo deja muy claro, al decir Si Zdenek te busca, ábrele la puerta. Dile por favor que fui un verdugo.

A todos nos encanta el chisme vecinal y, bueno, el autor nos deja ser parte de ese chisme entre amigos, al ponernos a leer una carta que Franz le escribe a su amigo y por lo que se entiende, administrador de su carrera, Max.

En ella habla principalmente sobre la última conversación que ocurrió entre ambos y en la cual Franz no pudo responder varios cuestionamientos, o no tal vez como él quisiera, por tanto decide enviarle una carta, en la que le confiesa varias cosas, incluso su temor a ser padre, pues según él, tener hijos es aprender a redimirse y la salvación no fue hecha para él, sino para su ausencia.  

El cuento, al igual que el del “La Pianista Manca”, vuelve a ser muy pequeño, pero cargado de muchas confesiones y de muchas aceptaciones sobre el carácter de quien la escribe, una sinceridad con la que pocas personas pueden describirse, porque muchos tal vez nos describamos como queremos ser. Pero en este caso sus personajes se describen a sí mismos tal cual son, con una sinceridad a veces poco humana, tal vez por eso atrapa su historia.

Él está apronto a morir y lo sabe, no entiende porqué los médicos insisten en darle diversos diagnósticos y no afrontar el verdadero, la muerte.

Y de alguna forma en una pequeña carta conocimos la obra y muerte  del escritor Franz y algunos de sus temores más profundos. Una carta que escribió para un muy buen amigo que estaba intrínsecamente relacionado con su carrera de escritor. 

Es un buen libro para leértelo poco a poco, no es aburrido, pero tampoco es muy emocionante. Pero sí es algo intrigante el saber qué pasa con sus personajes.