Ricardo Alemán
La pregunta es reiterada. Se escucha entre militantes, simpatizantes y no pocos dirigentes de alto y medio pelo del partido amarillo. ¿Por qué razón dirigentes del Partido de la Revolución Democrática pactaron la defensa de los intereses de Carlos Slim, el hombre más acaudalado del mundo?
¿Por qué razón tres senadores del PRD hicieron el ridículo al defender en tribuna las leyes de Telecom y, al final, por consigna partidista fueron obligados a votar en contra de esas leyes? ¿Por qué razón, un partido de izquierda como el PRD —cuyos afluentes históricos siempre cuestionaron el voto corporativo, la línea y exigieron el voto por conciencia—, hoy se plegó al voto corporativo, a la línea de Jesús Zambrano y olvidó el voto en conciencia? ¿Por qué?
Lo cierto es que ninguno de los actuales jefes del PRD, los llamados “Chuchos”, han sabido explicar lo inexplicable: lo que para muchos militantes amarillos es no sólo una vulgar traición a los principios de la izquierda sino el regreso duro y puro del maquiavélico pragmatismo que reza “el fin justifica los medios”.
¿Pero cuál es el fin superior que persiguen Los Chuchos del PRD en una historia que por ningún lado justifica las traiciones y el equilibrio precoz y precario que intentan entre principios y quehacer político real?
1. Está claro que al PRD de Jesús Zambrano, Jesús Ortega, Guadalupe Acosta y Carlos Navarrete lo último que les importa es la doctrina del partido emblema de la llamada izquierda mexicana. En realidad lo más importante para ellos es avanzar en un proyecto de grupo que, con el tiempo, aspira al poder presidencial, al poder en el mayor número de gobiernos estatales, alcaldías y espacios en el Congreso de la Unión y en los Congresos locales.
2.- Es evidente que, inteligentes y calculadores que son, Los Chuchos buscaron al mejor aliado político y económico posible. Y el mejor perfil para ese objetivo es el hombre más acaudalado del mundo, el mismo que antaño ha financiado y apoyado otros proyectos de la izquierda partidista y el mismo que hogaño es “la mano que mece la cuna” de buena parte de lo más radical de esa izquierda.
3.- Está a la vista de todos que a cambio de esa alianza, Los Chuchos debieron defender los intereses económicos de la poderosa industria de las telecomunicaciones de su aliado —Telmex, Telcel—, ante leyes reglamentarias de la reforma constitucional en materia de telecomunicaciones, que resultaban inconvenientes para su aliado.
4.- En los hechos, esa defensa inexplicable del PRD se ha convertido en la defensa del monopolio más grande del mundo en telefonía y telecomunicaciones. Lo malo y harto cuestionable es que de esa manera el PRD es el primer partido de izquierda que defiende a ultranza al capital; al hombre más acaudalado del mundo.
5.- Pero además de la defensa del monopolio de Slim, existe una vertiente político-partidista que explica el conjunto de la decisión que llevó a los llamados “chuchos” a cerrar filas contra la reforma de Telecomunicaciones. ¿Y cuál es esa razón? En este caso pocos la conocen: se llama “miedo” a Andrés Manuel López Obrador y a su partido Morena.
6.- Sí, por increíble que parezca y por ridículo que resulte, es evidente que frente al proceso electoral de 2015, el PRD de Jesús Zambrano está obligado a construir banderas que superen el discurso engañabobos del verdadero adversario del PRD: el partido Moreno de AMLO.
7.- En efecto, buena parte de la estrategia mediática y de imagen propuesta por “Los Chuchos” ante el potencial electorado de 2015 —en el caso de las reformas de telecom y energética, que en su etapa Constitucional favorecieron todas las exigencias del PRD—, es la de aparecer como rabiosos opositores a los éxitos del gobierno de Peña Nieto. Todo ello a pesar de que el PRD fue uno de los grandes ganadores en esas dos reformas.
8.- ¿Y por qué aparecer como los más radicales opositores a Peña Nieto? Porque con esa postura pretenden arrebatar la bandera del radicalismo al partido Morena de Andrés Manuel López Obrador. Dicho de otro modo, que en 2015 la mayor batalla electoral será entre las dos facciones en que se ha dividido la izquierda mexicana; el PRD y Morena. Y pelearán por las posturas más radicales posibles.
Al final, la división de la izquierda favorecerá una nueva victoria del PRI en las elecciones de 2015, fortalecerá el avance del PAN y podría llevar al principio del fin de la hegemonía del PRD en el Distrito Federal. Y todo por el miedo a AMLO. Al tiempo.
EN EL CAMINO
Otra tragedia en Ecatepec. ¿Hasta cuándo?