POR JOSE SANTA ROSA SOSA MEZA
EL RETRASO ACOSTUMBRADO en la inauguración de la ya célebre autopista México-Tuxpan, nos hace pensar hasta a los “bien pensados”, que alguien o grupos de mucho poder político y económico, “están detrás de la puerta” que tratan de impedir, o por lo menos retrasar lo más posible, la apertura de esta importantísima vialidad cuyo proyecto y construcción ya lleva dos décadas, pues no es lógico ni posible que un simple deslave ocurrido en la sierra de Puebla haya detenido por enésima ocasión la puesta en marcha de esta supercarretera sin que haya plazo definido para su reparación.
Pensemos y reflexionemos ¿qué habría ocurrido si este deslave hubiera ocurrido en la autopista del Sol México-Acapulco, o en la México-Puebla, o en cualquiera otra de similar importancia? Lógicamente al día siguiente del siniestro, el daño habría sido reparado y el tráfico vehicular a lo mejor ni se hubiera suspendido, pues la SCT, “preocupadísima”, habría encontrado una vía alterna para que el problema afectara lo menos posible a los automovilistas y demás usuarios de esas autovías.
Pero regresemos a nuestra autopista, cuando ya todo estaba “casi listo” ocurre un deslave o escurrimiento en el tramo recién concluido de Nuevo Necaxa a La Ceiba y “todo se derrumbó” (cantara Emmanuel), se pospone la inauguración hasta nuevo aviso o nuevo deslave. ¡Qué barbaridad!, que mala suerte tenemos los tuxpeños y todos los norveracruzanos, a seguir esperando para ver hasta cuando nos cambia la suerte o viene la muerte sin que podamos recorrer la muy moderna carretera.
A la SCT no parece importarle mucho este enésimo cambio de fechas, ya que no estamos a la altura de Puebla, ni de Acapulco y menos de Guadalajara, etc.
Pero ¿qué pensarán de esta actitud nuestro Gobernador e incluso nuestro Presidente Peña Nieto?, pues esta riquísima y bella porción de tierra, también se llama MÉXICO.