Por otra parte, añadió que “son playas únicas, donde los coches llegan a tomar el sol y a bañarse, porque les permiten la entrada hasta la orilla del mar”, lo que repercute en contaminación por la gasolina y el aceite que derraman, y por el mismo peso de los vehículos, que destruye los sedimentos de la playa, señaló el especialista en Oceanografía Física de la Universidad Veracruzana.
Otro problema es la basura que genera el turismo y que está relacionada con las características de la oferta de servicios de los locatarios establecidos en la zona de playa: “Si lo que ofrecen son comidas servidas en recipientes de unicel, eso será lo que tiren los bañistas en la arena al terminar de comer: vasos y platos desechables, popotes, cubiertos y bolsas de plástico”.
Además, si se permite la construcción de espacios para el recreo de los bañistas en lugares donde existe vegetación endémica, la consecuencia será la desaparición paulatina de la misma, por lo que ante el previsible desarrollo turístico que se planea a futuro, deben establecerse y delimitarse zonas protegidas, para salvaguardar la flora local, concluyó.
