Con tal de vender lo que durante ocho y quince días aproximadamente estuvieron tallando, de 2 mil 500 a mil quinientos rebajan el precio de esa mesa, más las sillas que las ofrecen a 350 pesos, aunque se dan cuenta que ese trabajo que va de la mano de la carpintería no es apreciado.
Por lo tanto, siguen tocando puertas, recorriendo ciudades y haciendo el esfuerzo para que en sus casas no falte el alimento, aunque a veces tarden en vender los bancos, sillas o mesas que ofrecen a precios por debajo del valor real y que significa el sacrificio de varios.