25 de Noviembre de 2024

Las niñas y la violencia en México

IRENE TELLO

Cada vez es más clara la urgencia de analizar el fenómeno de violencia de género desde una perspectiva interseccional. Con esto me refiero a entender que las violencias que vivimos las mujeres no son las mismas en todos lados ni para todas, que condiciones como la edad, la zona del país en la que una vive, el pertenecer a una comunidad indígena, el ser una persona con discapacidad, el ser migrante o vivir desplazada por la violencia, inciden en el tipo de violencias que vivimos. Aunque ha aumentado el foco y la importancia que prestamos al tema de violencia de género, un tema que no ha sido analizado a profundidad es la manera en que las niñas experimentan la violencia en este país, cuáles son los tipos de violencia que más experimentan y en qué ámbitos se dan. En este artículo analizaré un poco sobre lo que sabemos y lo que nos falta saber para entender con mayor precisión la violencia que viven las niñas en México. 

Desgraciadamente sabemos muy poco sobre las violencias que viven las niñas en este país. De la información que se cuenta, muy pocos son los registros que desagregan los problemas de violencia por grupos de edad para poder entender lo que pasa con las niñas y no sólo con los menores de edad que se catalogan como personas de 17 años o menos. El Censo Nacional de Procuración de Justicia estatal nos permite identificar que la violencia familiar, el incumplimiento de las obligaciones familiares y otros delitos contra la familia son los que mayor incidencia tienen en las niñas de este país. Respecto al tema de desapariciones sabemos que la mayor parte de las mujeres que se reportan desaparecidas en este país tenían entre 10 y 24 años. 

Aunque contamos con alguna información sobre lo que enfrentan, la triste realidad es que las violencias que viven las niñas pasan desapercibidas en la generación de estadísticas y datos del país. Para el tema de las víctimas de delitos registrada por el SESNSP gran parte de los delitos de género, como son los delitos sexuales y la violencia familiar no podemos saber la edad de las víctimas de estos delitos. Respecto a otros delitos como el feminicidio, el homicidio doloso, la extorsión, las lesiones tan solo se registran datos para menores de edad (menores de 17 años) y mayores de edad, lo que imposibilita el poder entender a cabalidad cómo estos delitos afectan a las niñas. 

Y ¿por qué no contamos con estos datos?, varias son las respuestas. Primero por la heterogeneidad de la calidad de la información que se genera en el país. Para el tema de incidencia delictiva, esta información es generada por las fiscalías del país y no se recopila la misma información en todas las fiscalías. Respecto al tema de encuestas de victimización, la ENDIREH entrevista tan sólo a mujeres mayores de 15 años y la ENVIPE a personas mayores de 18 años, por lo que con estas encuestas no podemos saber los delitos y las violencias que padecen los menores de edad y las niñas.

Para avanzar la agenda de prevención, investigación y eliminación de la violencia contra las niñas en México necesitamos contar con información de calidad que nos permita entender las violencias que enfrentan y en qué ámbitos se dan. Necesitamos también un feminismo de datos, es decir necesitamos que las mujeres y las niñas sean consideradas al momento de diseñar las encuestas y los mecanismos de generación de información que recopilan las escuelas, los hospitales, las fiscalías y los tribunales sobre las violencias que padecemos. Si no se toma en cuenta lo que nosotras vivimos y lo que las niñas en este país viven, si no se consideran variables que nos permitan entender mejor lo que las niñas de comunidades indígenas, migrantes, niñas con discapacidad, y de acuerdo a su condición socioeconómica enfrentan, no podremos generar políticas públicas adecuadas que empiecen a solucionar este problema. 

Actualmente las niñas y las violencias que sufren están invisibilizadas en los datos que se generan. Tenemos que exigir como sociedad que se voltee a ver este problema y que se generen en el país los datos necesarios para atender esta realidad. No hacerlo es sentenciar a más niñas a poder vivir múltiples violencias sin que nadie lo vea.