Micromachismos
CLAUDIA VIVEROS
“Corres como niña, lloras como una nena, calladita te ves más bonita, si te invitan a salir siempre debe pagar él” son solo algunos ejemplos de micromachismos que a diario y dentro de la cotidianidad se han impreso, queriendo normalizar conductas incorrectas, que por siglos han esclavizado a muchos, dentro de roles de género equivocados, inquisidores, tóxicos y violentos.
Pero empecemos definiendo el concepto que algunos han definido como eufemismos que usa el patriarcado para hablar de situaciones, que en realidad, son machistas sin atenuantes. El concepto empezó a clasificarse desde por ahí de los principios de la década de los 90´s, por el psicólogo Luis Bonino Méndez. Pierre Bordieu los llamó neomachismos, pero el caso es que dentro de estos, se identificaron frases que imprimen un reforzamiento de dominación suave, comportamientos sutiles, reiterativos y casi invisibles que los varones (y muchas mujeres) ejecutan permanentemente para por todos los medios, avalar comportamientos que inducen a la mujer a perpetuar acciones dentro de un rol de género disponible y ante el cual se actúa de forma muy ventajosa. Hay de muchos tipos: encubiertos, coercitivos, utilitarios y hasta de crisis, pero todos tienen el mismo fin: limitar la libertad y autonomía de las féminas.
¡Tranquila, ubícate!, ¿por qué pagas, él debe correr con todos los gastos?, ¡debes portante muy bien, para que un chico con él se fije en ti! Otros ejemplos.
Este terrorismo verbal, no solo lo desempeñan los varones, lo espeluznante del caso, es ver un grosor importante del género femenino que sin consciencia y alejándose de poder ejercer un poco de inteligencia, secundan, muchas veces buscando espacio y aceptación del lado patriarcal. Porque es mucho más fácil estar en contra que buscar ejercer sororidad con otra mujer.
El micromachismo también se puede reflejar en actos. Estamos lejos de empezar a hablar de que, tras pedir una cerveza y una Coca Cola en un bar, a mí me sirvan el refresco y a mi acompañante varón la bebida alcohólica, eso también es un micromachismo. Los “piropos” tambien es una forma de micromachismo, sobre todo cuando una mujer es objeto de ellos cuando anda sola por la calle, pero no acompañada, no, porque llevar pareja “la proteje”.
¿Cuánto más debemos esperar para tener el valor de señalar y enmendar?
Me parece espeluznante cuando escucho mujeres educando a sus hijos e hijas con este tipo de conductas y respaldandose en argumentos tan vanales como: “siempre han sido así las cosas”. Y es que sí, si checamos registros, siempre hemos sido un sector vulnerable, violentado y sometido. ¿Porqué no cambiar la situación?