25 de Noviembre de 2024

La escasez y guerra por el agua entre gobiernos

MARIO MALDONADO

La coyuntura del abasto y disponibilidad del agua empieza a ser uno de los problemas más críticos del sector gubernamental en todos los niveles. La zona metropolitana del Valle de México, donde confluyen la CDMX y el Edomex, es la fuente de contaminación primaria de los cuerpos de agua de la zona del Bajío, al grado que las principales presas de esta última región llegan a recibir afluentes residuales provenientes de las grandes urbes.

El caso más crítico es el de Querétaro, reconocido por la infraestructura para abastecer de líquido a su ciudad capital, la cual tiene como más recientes proyectos el Acueducto II y el Acueducto III. Este último fue diseñado por el gobierno de Mauricio Kuri para, supuestamente, garantizar el abasto de agua a los municipios del centro de la entidad durante los próximos 50 años.

El problema es que la fuente de abasto de Acueducto III será la Presa Zimapán, la cual, de acuerdo con reportes de la Universidad Autónoma de Querétaro, contiene coliformes fecales y metales pesados, y otras 300 sustancias que de ser ingeridas provocarían consecuencias graves para la salud.

Zimapán es una laguna de oxidación del Valle de México: un desagüe, por lo que la cantidad de contaminantes emergentes que están contenidos en el agua son incalculables e imposibles de eliminar mediante procesos de tratamiento.

Se sospecha que este abasto “riesgoso” de agua se presenta desde 2011, cuando se puso en operación la obra de infraestructura hídrica Acueducto II. Es incierto el origen del líquido que fluye por la obra edificada en el gobierno de José Calzada Rovirosa, debido a que nunca se proporcionó información al respecto, pero su extracción está asociada con la presa contaminada.

Lo único que se ha revelado de manera oficial es que el Acueducto II toma agua de manantiales presentes en la orilla de la zona metropolitana de Querétaro, y la cercanía de la presa y conectividad que se observa en los cuerpos de agua hace prácticamente imposible que se trate de fuentes de agua limpia.

Un ejemplo es que el mismo lugar de donde se está extrayendo agua para mandar a la ciudad capital hay una presa hidroeléctrica y actividad minera, con la mina La Negra de la comunidad de Maconí en Cadereyta de Montes. También hay un basurero de desechos tóxicos desde 2008, el cual se suma a la minera que provee al agua de metales pesados relevantes como arsénico, plomo y cadmio.

Ante este escenario, resulta increíble que el gobierno de Mauricio Kuri insista en usar Zimapán como fuente de agua potable. El proyecto ya tiene un grado de avance, pero tendrán que pasar alrededor de seis meses para concluir los estudios topográficos, de impacto ambiental y batimetría, así como obtener todos los permisos para definir tanto el trazado de los proyectos constructivos.