Desarrollo del mercado de valores sostenible en México
LAURA ITURBIDE
Los criterios ESG (environmental, social & governance, por sus siglas en inglés), aunque no son nuevos, en los últimos años han adquirido un renovado auge, siendo los que guían una inversión socialmente responsable.
Los inversores se han hecho cada vez más sensibles a estos criterios porque significa que las empresas tienen alineada su estrategia de negocio con el objetivo de desarrollo sostenible, materializado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas.
En este ámbito, la transición hacia un mercado de valores sostenible ha ido creciendo de manera exponencial en varios países y México no ha sido la excepción. Durante el último año, el mercado de bonos cuyos recursos están dirigidos justo hacia temas ambientales, sociales y de gobernanza ha mostrado un fuerte crecimiento derivado de que, para los inversores de todos los tamaños, es fundamental que las empresas incluyan los tres criterios. Para las empresas que incluyen estas tres letras en su ADN, es fundamental que se cumpla con este criterio.
Antes de abordar la discusión del papel e importancia de los bonos temáticos en el mercado, es indispensable, sin embargo, destacar a que se refiere cada uno de los factores ESG.
Sin duda el primero y el más conocido es el E (environmental), ya que es el más tangible y fácil de identificar porque engloba el impacto que las empresas tienen hacia el medioambiente, directa e indirectamente. Parte del reconocimiento de las actividades más sensibles al cambio climático, estableciéndose metas de mejora tendientes a disminuir éste. Ello implica la reducción de la huella de carbono; la adecuada gestión de recursos; la generación de la eficiencia energética, así como la incorporación de energías renovables o limpias en el proceso de producción, entre otras.
La S de lo social incluye el impacto de la empresa en su entorno social; es decir en la comunidad. Esto implica no sólo lograr mejoras en esta, pero también acabando o mitigando con cualquier tipo de problemática que le afecte y sea contrario al desarrollo social.
La G, que alude a gobernanza, está enfocada a fortalecer la forma en cómo se dirige la empresa; esto tiene que ver con su gobierno corporativo y composición y la diversidad del Consejo de Administración. Asimismo, incluye el tema de cultura laboral y lo relacionado a generar un ambiente de mayor equidad.
Desde la creación del primer índice de sustentabilidad de Dow Jones en 1999, los mercados han ido avanzando, dando lugar a nuevos instrumentos y valores en los mercados bursátiles.
En 2016, se lanzaron los bonos verdes. Estos bonos y los azules, en los últimos dos años, han cobrado especial relevancia en el mercado mexicano para financiar proyectos medioambientales, como el bono forestal emitido por Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA) en 2019, listado en la Bolsa Institucional de Valores (BIVA).
Otros bonos son los sociales y sustentables, los cuales están encaminados a generar un valor positivo, como es el caso del bono de género emitido por el Banco Interamericano de Desarrollo o los bonos sustentables emitidos por el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras). Los bonos ligados a la sustentabilidad son aquellos en los que la empresa se compromete a cumplir con ciertos criterios alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). En caso de que la empresa no logre cumplir con indicadores clave (KPIs) en los cuales se basó su bono, la tasa de financiamiento se ajusta al alza. Un caso reciente fue el del Grupo Aeroportuario Centro Norte (OMA), emitido en el pasado marzo. Y también está la emisión icónica del bono Mega, la cual se listó en BIVA, por 3 mil millones de pesos por parte de una institución financiera no bancaria, primer bono sustentable de una organización de este tipo.
De hecho, las reglas en los mercados financieros se están reescribiendo, cuando los estragos económicos y sociales del Covid-19 se siguen resintiendo y los inversores están decidiendo dónde invertir para lograr la recuperación global. En este ámbito, los criterios ESG adquieren mayor relevancia y los bonos emitidos por parte de las instituciones gubernamentales, bancarias y corporativos se incrementó de manera sostenida en los últimos años.
Así el mercado de este tipo de bonos pasó de representar 3% en 2019 a significar 12% en 2020, para luego alcanzar 33% en 2021, año en el cual el número de emisiones batió récord.