Un punto azul pálido
SOLANGE MÁRQUEZ
"La Tierra es el único mundo hasta hoy conocido que alberga vida.
No existe otro lugar a donde pueda emigrar nuestra especie,
al menos en un futuro próximo”
-Carl Sagan
Nuestro mundo, ese pálido punto azul que debe su color a que el 97% de él es agua. Nada hay como respirar profundamente sentado frente al mar. El arrullo de las olas resonando suavemente en tu cabeza y la brisa marina meciendo dulcemente tus cabellos mientras en paz, respiras despacio y te sientes absolutamente vivo. Respira profundamente y disfruta mientras dure porque ese respirar despreocupado y tranquilo puede terminar debido a la desoxigenación del océano.
Quizá la palabra no te suene aún, pero a desoxigenación oceánica es un problema grave causado por el cambio climático y cuyas consecuencias, en el mediano y largo plazo, tendrán un impacto muy grave para la humanidad entera y, me atrevería a decir, para nuestra propia subsistencia futura.
Pese a lo que muchos creen, la producción de oxígeno no depende única, ni mayoritariamente, de los bosques y selvas en tierra firme. El océano produce el 50% del oxígeno de todo el planeta. En otras palabras, la mitad del aire que respiramos es gracias al mar. Al mismo tiempo que el océano produce oxígeno indispensable para la vida humana y para el resto de las especies del planeta, también es un recurso invaluable para la captura de gases de efecto invernadero responsables del cambio del clima y con ello evitando el calentamiento atmosférico pero provocando un aumento en la temperatura del mar, el también llamado calentamiento oceánico.
En estos días se está llevando a cabo en Lisboa, Portugal, la Conferencia de los Océanos de las Naciones Unidas. Uno de los temas trascendentes de esta conferencia es, justamente la desoxigenación del océano. Durante su intervención, John Kerry, enviado especial de Estados Unidos para el Clima señaló que “aún los científicos más neutrales, están preocupados por el rápido avance de la desoxigenación”.
La desoxigenación oceánica es un fenómeno que si bien no es nuevo, apenas empieza a comprenderse y estudiarse a profundidad debido al incremento de zonas en el mar que reportan bajos niveles de concentración de oxígeno. Los científicos antes habían estudiado el fenómenos de las llamadas zonas muertas del océano (en esta columna les platicamos sobre esto en 2012, 2014 y 2015). Sin embargo, el fenómeno se ha relacionado más el uso masivo de fertilizantes, provocando una mayor concentración de nutrientes, crecimiento de algas y la consecuente reducción de oxígeno.
Por muy complejo que suene es un tema que debería preocuparnos a todos. Los océanos son la fuente de subsistencia de más de mil millones de personas. Sin oxígeno, la vida no puede mantenerse y por tanto, millones de personas pasarán hambre en aquellas zonas donde se vuelva imposible pescar porque el mar está vacío.
De continuar el aumento de temperatura del planeta, las zonas bajas en oxígeno seguirían creciendo rápidamente transformando por entero nuestros ecosistemas marinos.
Sin acciones inmediatas el deterioro de los océanos continuará irremediablemente. La acidificación, el blanqueamiento y muerte de coral, la contaminación por plásticos, la sobrepesca y un largo etcétera, son problemas que, de no tomarse acciones inmediatas, tendrán efectos directos encuestas vidas. El océano se ahoga. Sin océanos no hay vida posible.
“Quizá no haya mejor demostración de la locura de la vanidad humana que esa imagen a distancia de nuestro minúsculo mundo” -señalaba Carl Sagan al referirse a la fotografía tomada por el Voyager 2 desde más allá de la órbita de Plutón. “En mi opinión, subraya nuestra responsabilidad a que debemos tratarnos mejor unos a otros, y preservar y amar nuestro punto azul pálido, el único hogar que conocemos”.