Los lazos políticos y criminales de Lenin Canchola
HÉCTOR DE MAULEÓN
La madrugada del 25 de junio un policía de Soledad de Graciano Sánchez, en San Luis Potosí, fue acribillado a bordo de su patrulla. Horas antes policías ministeriales habían detenido a un sujeto identificado como Adrián Alemán Hernández.
El detenido era hijo de Alfredo Alemán Narváez, el Comandante Alemán, uno de los líderes del Cártel del Golfo en San Luis Potosí.
Sobre el parabrisas de la patrulla en que viajaba el agente sacrificado, El Comandante Alemán dejó dos cartulinas: una, en la que amenazaba al gobernador del estado con asesinar “a tu guardia civil”; y otra en la que advertía: “Esto pasó por meterse con mi hijo malditos traisioneros (sic)”.
Dos semanas más tarde, según fichas de inteligencia de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, El Comandante Alemán tuvo una reunión en el centro de Monterrey con uno de los criminales más buscados en la Ciudad de México: Jonathan Lenin Canchola, exsocio de la Unión Tepito y líder de la organización delictiva más poderosa que opera al poniente de la capital del país y se encarga de la distribución de droga, la extorsión y el cobro de piso.
El Lenin, conocido también como El General, fue detenido el viernes pasado en calles de Monterrey en una operación conjunta realizada por la SSC, la Secretaría de Marina y agentes de la fiscalía de Nuevo León.
Desde la detención de su socio principal, Óscar Andrés Flores Ramírez, alias El Lunares, ocurrida en febrero de 2020, Jonathan Lenin Canchola había decidido alejarse de las alcaldías que controlaba –Cuajimalpa, Álvaro Obregón y Magdalena Contreras–. Con apoyo de un grupo de colaboradores que le rentaban departamentos y operaban sus traslados, desapareció de la ciudad: sabía que era el siguiente en la lista.
Omar García Harfuch inició la persecución de la Unión Tepito desde sus tiempos al frente de la Agencia de Investigación Criminal. El grupo delictivo que durante varios años había cubierto de sangre las calles de la Ciudad de México, se debilitó en unos meses con las capturas sucesivas de sus líderes principales: Roberto Moyado, El Betito; David García Ramírez, El Pistache, y Pedro Ramírez Pérez, El Jamón.
Desde antes de su detención, El Jamón había delegado la operación del grupo en Lenin Canchola. De hecho, al momento de ser detenido en junio de 2019 en una residencia de Condado de Sayavedra, El Jamón preguntó si era El Lenin quien lo había traicionado.
Según las autoridades, tras la caída de los jefes principales, Canchola se alejó de la Unión y centró sus actividades en Álvaro Obregón y Cuajimalpa.
En 2015 El Lenin era solo el jefe de golpeadores de un grupo de choque que prestó sus servicios a todos los partidos políticos, para reventar mítines, encabezar batallas campales y movilizar clientelas de ambulantes e invasores de predios: Los Claudios.
Los Claudios formaron la Asamblea de Barrios Poniente, y obtuvieron cargos directivos en la entonces delegación Cuajimalpa que encabezaba por primera vez el priista Adrián Rubalcava.
El grupo derivó hacia la extorsión de ambulantes y obras en construcción. Pronto se relacionó con la Unión Tepito.
En octubre de 2020 se descubrió que Lenin Canchola había infiltrado en la alcaldía de Cuajimalpa (otra vez a cargo de Adrián Rubalcava) a dos de sus operadores: Flor Leticia Vázquez, jefa de Unidad Departamental de Vía Pública, y a Marcos Posadas Moreno, director de Conservación Ecológica.
Desde ahí, con vehículos y credenciales de la alcaldía, se recogían las extorsiones que luego eran entregadas al jefe criminal.
Durante más de un lustro la bota de Canchola cayó sobre el poniente capitalino por medio de su grupo, Los Malcriados 3AD, en una ola incontenible de homicidios, secuestros y extorsiones.
Tendía lazos con el Cártel del Golfo la tarde en que fue detenido.