Presente y futuro del T-MEC para México
JULIO MILLÁN
A dos años del Tratado entre México, Estados Unidos (EU) y Canadá (T-MEC), el balance para México es positivo a pesar de su compleja negociación, la crisis económica y sanitaria y de los desajustes en las cadenas globales de valor. La complejidad económica del país, la proximidad geográfica y el gradual desacoplamiento entre China y EU apuntan hacia un futuro prometedor por la mayor integración regional. ¿Cuáles son los riesgos y las oportunidades para los próximos años?
El T-MEC mantiene la esencia del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN), pero con la promesa de una mayor integración económica. En la negociación se mantuvieron los aranceles en cero, pero se enfatizó en aumentar el contenido regional en sectores como automotriz, electrónicos, textiles, homologar las condiciones del mercado laboral, aumentar el comercio digital, promover acciones en favor del medio ambiente, incorporar las energías (incluyendo renovables), entre otros.
El balance para México ha sido positivo, siendo por momentos para EU su principal vendedor en el mundo. La coyuntura internacional y el poco tiempo hacen que un balance sea prematuro y aventurado. Con datos del Inegi al mes de abril y tomando como referencia la entrada en vigor del T-MEC (julio 2020) se identifica que al comparar las exportaciones de México con EU y Canadá durante los 23 meses previos (jul 18-may 20) y posteriores (jun 20-abr 22) se incrementaron en 86 mil millones de dólares, es decir 12.2% entre ambos periodos. Sin embargo, un balance más certero deberá esperar más tiempo ya que la recuperación post pandemia y la recesión técnica de EU dificultarán la comparativa en los próximos años.
Los sectores que más han exportado a EU con el T-MEC son alimentos y bebidas, la industria siderúrgica y maquinaria y aparatos mecánicos y eléctricos. EU fue destino de 78.1% de las exportaciones en 2021; tomándolo como referencia al comparar las exportaciones entre 2018-2019 con las del periodo 2020-2021 se aprecia que los sectores de mayor crecimiento han sido: alimentos (hortalizas, frutos comestibles, carne, cereales, entre otros), bebidas (cerveza, alcohólicas y tipos de agua), hierro, acero, plástico y sus manufacturas, pantallas y cables eléctricos.
El potencial de México, la guerra comercial de EU y las distorsiones en suministros y precios de energéticos y alimentos darán mayor integración a mediano plazo. México tiene la oportunidad de potenciar los sectores exportadores tradicionales, de incorporar otros de mayor innovación y tecnología y de sumar los relacionados con suministros por la proximidad geográfica. Es por ello que en Consultores Internacionales, S.C. vemos que las mayores oportunidades se darán en sectores con mayor Inversión Extranjera Directa (IED) proveniente de EU, en industrias maquiladoras del programa IMMEX y en aquellos instalados en la franja fronteriza.
La IED proveniente de EU en el sector financiero, energético y de transporte, son la mayor apuesta para el futuro. Al sumar la IED de EU en México captada entre 2017-2019 y compararla con la recibida entre 2020-2021, se aprecia que el mayor diferencial está en las ramas financieras (banca y seguros), energéticas (gas natural y derivados de petróleo y carbón), de transporte (aeroespacial, infraestructura y servicios) y otras (aparatos eléctricos, alojamiento, maquinaria, consultoría). Adicionalmente, están los dispositivos médicos, centros de distribución y almacenamiento, transportación de fríos. En suma, estos sectores se están perfilando como ganadores hacia futuro.
La postura energética y la incertidumbre a la inversión son los mayores riesgos. Ciertamente, se suman las controversias en reglas de origen, la homologación de condiciones laborales, las paraestatales y la inseguridad, como riesgos de Tratado y que como país están presentes y pueden generar, no un rompimiento, pero si tensiones comerciales innecesarias que resultarán en rezagos a la competitividad regional.
El T-MEC protege a México ante la reconfiguración económica mundial y es una oportunidad de impulsar centros de investigación (por ejemplo, farmacéutica y automotriz), de datos y telecomunicaciones (como Querétaro), y de profesionalizar al talento en tecnologías aplicadas a la industria, la automatización y a la logística inteligente.