24 de Noviembre de 2024

Los Boinas Negras que cayeron en Sinaloa

CLAUDIO OCHOA

Son soldados, nada más, por el cielo volarán, llevarán boinas negras y el valor no les faltará, sobre el pecho, alas de oro, desde el cielo saltarán, más de cien hoy probarán, pero tres tan solo valdrán, cuerpo a cuerpo lucharán, noche y día por la paz, llevarán boinas negras y al morir todos se honrarán. Una esposa en cada hogar, solitaria llorará, por aquel boina negra que quizá no volverá, pero el fin no llegará, al morir sus hijos vendrán, llevarán boinas negras para luchar por la libertad.

Este es el himno de Boinas Negras, uno de los que se entona en los funerales privados de los integrantes del grupo de Fuerzas Especiales de la Secretaría de Marina Armada de México que caen en cumplimiento de su deber.

El pasado viernes 15 de julio, 14 de ellos murieron al desplomarse el helicóptero en el que viajaban en apoyo al operativo para capturar a Rafael Caro Quintero, fundador del Cártel de Guadalajara. Nueve de las víctimas eran infantes, tres pilotos y dos mecánicos. Sus años de experiencia los respaldaban. 25, 10 y 5 los más jóvenes.

Sin notificar a nadie, como marcan los protocolos, ni siquiera a su familia, comenzaron la misión. Como en cada una, saben que salen, pero no si regresarán. Y aunque hacen lo que muy pocos, están condenados al anonimato. Nada de monumentos ni letras de oro. Sus nombres y rostros solo quedarán en los archivos de la institución y en la memoria de las familias porque una regla fundamental de la Unidad de Operaciones Especiales de la Marina es mantener en secreto las identidades ante el riesgo que implica su actuación. Estos elementos no utilizan sus nombres sino un mote personal y otro grupal, de acuerdo a su líder. Por ejemplo: equipo rinoceronte, león, tigre.

La convocatoria para integrarse a las Fuerzas Especiales es para todos los elementos y por lo menos deben tener tres años de antigüedad en la Marina. También deben aprobar un riguroso examen médico, físico y psicológico. El curso tiene una duración de un año, distribuido en dos periodos de seis meses: curso básico y avanzado. Requiere aprobar diversas etapas o fases como paracaidismo, operaciones en montaña, en selva, urbanas, rescate de rehenes, buceo de combate, infiltración anfibia y supervivencia.

El personal con mayor antigüedad y grado de Capitán está a cargo de los hombres y mujeres aspirantes. Los primeros recibieron parte de su formación en Estados Unidos, Perú y Guatemala, hasta que en 2015, se integró la Unidad de Operaciones Especiales con las Fuerzas Especiales y un grupo adicional llamado Comandos.

Tras el adiestramiento individual viene la integración de pequeñas unidades o células y la instrucción en equipos especializados: francotirador, especialista en comunicaciones, especialista en explosivos y demoliciones, especialista en inteligencia, entre otros. Cada equipo opera preferentemente junto, como el que cayó en el helicóptero hace una semana.

Ahora vendrán los procesos para los familiares directos de las víctimas. Mamá, papá, esposa o hijos de todo elemento de la Marina deben recibir los seguros y pensiones que corresponden conforme a la ley del Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas Mexicanas, ISSFAM. En algunas ocasiones, los gobiernos estatales también entregan un pago único a los familiares de los caídos, siempre y cuando exista un acuerdo con la Marina y esté vigente.

Uno de sus credos reza: seré el reconocimiento de una estirpe que se hundió en el olvido. Quachic.

Estos 14 no pueden hundirse en nuestro olvido.