Hace unos días se publicó en nuestro periódico un artículo en el que se afirma que Tuxpan está lista para el crecimiento que se avecina, con motivo del incremento de la población, debido a la instalación de nuevas empresas en la zona y sobre todo, por la inauguración del llamado Corredor México-Tuxpan, por virtud de que en dicho documento se afirma que las finanzas públicas de las arcas municipales, se encuentran totalmente sanas. Esa noticia desde luego, es buena, pero a mi juicio no es suficiente para cantar victoria. Me parece que quedan muchas cosas por hacer, para prepararnos ante la proximidad de oleadas de personas que provenientes sobre todo, del Valle de México, vendrán a nuestra ciudad a instalarse en búsqueda de oportunidades de empleo o negocio.
En efecto, cálculos optimistas consideran que en diez años la población de esta ciudad se podría duplicar. De ese tamaño es el reto que enfrentaremos y ante él, las autoridades, tanto federales, como estatales y sobre todo, las del Municipio deben ya, estar con la pilas puestas, haciendo estudios económicos, geográficos, urbanos y ambientales; proyectando nuevas regulaciones legales, creando estrategias de infraestructura y haciendo cálculos de costos y gastos que representarán ese inusitado crecimiento poblacional. De no hacerlo, es seguro que una imprevisión en el análisis de los problemas y su solución, nos ocasionará que se presenten los graves dolores de cabeza como los que aún experimentan ciudades como Tijuana, Reynosa o Ciudad del Carmen, cuando se enfrentaron a un explosivo crecimiento poblacional.
Esa población que en oleadas ininterrumpidas arribarán, o mejor dicho están ya, arribando a nuestra ciudad van en primer lugar, a buscar un lugar en donde instalar su hogar. Como todos sabemos, la oferta de alquiler de vivienda es muy limitada y además por su alto precio, no cubre las necesidades de quien necesita un techo donde guarecerse con su familia. De no encontrarlo, pues se posesionarán de cualquier predio en el que encuentren la oportunidad de asentarse, independientemente de si lo hayan rentado o simplemente, se hayan posesionado de él, dando lugar a los llamados asentamientos humanos irregulares. Una vez instaladas esas personas en un predio, con justa causa o sin ella, empezarán a exigir de las autoridades los servicios urbanos necesarios: agua, energía eléctrica, atarjeas, banquetas, pavimento, escuelas y centros de salud, recolección de desechos, parques y jardines, áreas deportivas, etcétera, etcétera, que bajo presión, se les tendrán que ir satisfaciendo, so pena de agitaciones sociales en las que se demandará el otorgamiento esos servicios ¿Estamos preparados para enfrentar esos problemas y sobre todo, para resolverlos?
Como consecuencia de este crecimiento que ojalá y no se salga de control vendrán, además de numerosas ventajas, las graves desventajas que acarrea el cambio de residencia de las personas: arribarán, entre mucha gente, personas que intentarán ejercer en esta plaza el comercio informal para subsistir y en consecuencia, se puede incrementar espectacularmente el número de comerciantes ambulantes, así como de aquellos que pretendan instalar sus negocios en puestos semifijos, con los consiguientes dolores de cabeza para las autoridades municipales quiénes hasta ahora, han mantenido a raya al ambulantaje en el primer cuadro el cual, luce razonablemente libre de este tipo de comercio. Los limpiadores de vidrios en los cruceros -que hasta estos momentos son raros-, así como los saltimbanquis, maromeros, magos, vendedores de chicles, baratijas y golosinas a los automovilistas –y no se diga, los temibles franeleros- invadirán los más transitados cruceros y calles de esta plaza y se intensificarán, si las autoridades municipales no actúan con energía desde un principio. Estos enormes problemas sociales enfrentan los sufridos automovilistas en el Distrito Federal, en donde este tipo de situaciones se dejó crecer sin medida y a estas fechas, las autoridades no han podido encontrar una solución adecuada.
Otro grave hecho que debiera estarse enfrentando ya, para dar soluciones al mismo, es el tránsito en el primer cuadro de la ciudad y sobre todo el referente al estacionamiento de los vehículos. El congestionamiento vehicular es muy frecuente y cada vez, en mayores lapsos; los vehículos estacionados en la vía pública, evitan la fluidez de la circulación. Esto, aunado a un número muy reducido de estacionamientos públicos, que no son más de ocho –de poca capacidad- en toda la zona, están ocasionando perjuicios y molestias a todos los que tienen la necesidad de acudir al centro de la ciudad a realizar algún trámite en las oficinas públicas, por razones de negocios o porque ahí se ubican sus fuentes de empleo.
Y lo anterior no es todo; es muy significativo el caso relacionado con el estacionamiento de vehículos de transporte colectivo (taxis peseros) autorizados y a veces, simplemente tolerados por las autoridades de Tránsito. Los conductores de estos vehículos se han vuelto dueños de las calles del primer cuadro de la ciudad; estacionan en largas filas sus vehículos en espera de pasaje; a medida que se llenan dichos vehículos (aunque en la operación se tarden diez o más minutos), parten a cubrir su ruta. No les importa si estorban el paso de otros vehículos, si impiden el tránsito de peatones en las banquetas o si impiden la entrada y salida a las cocheras de los atormentados automovilistas residentes en el centro de la ciudad. Estos taxistas son los propietarios de las calles y no hay nadie, ninguna autoridad que logre imponer orden ni solución a este problema. La solución-si se actuara con la debida energía y la mayor lógica-, sería, que al final de cada ruta establecieran ahí sus bases, y de ese lugar partieran rumbo al centro, en donde NO PODRÍAN NI DEBERIAN ESTACIONARSE, sino que su paso por las calles del primer cuadro para dejar y tomar pasaje, debiera ser fluido y constante. Esto sin duda, representaría una gran parte de la solución de la grave situación que enfrenta la sufrida ciudadanía tuxpeña. Este mismo tratamiento debe adoptarse para los autobuses de pasajeros quiénes también estorban en el primer cuadro, con sus terminales y bases ubicadas en plena vía pública, en el centro de la ciudad.
Es urgente que las autoridades de Tránsito, de Obras Públicas, de Comercio, de Protección Civil, de Medio Ambiente, de Salud, Educativas, así como las cámaras de Industria, de Comercio, de Turismo y las demás involucradas en la toma de decisiones, se reúnan para estudiar y dar solución a estos problemas que ahora se presentan y que en un tiempo más, es seguro que serán muy graves y con toma de decisiones más difíciles aún, para quienes deban de tomarlas.