Energía y aciertos de una potencia regional
HORACIO SAAVEDRA
Países como Qatar y los Emiratos llaman la atención por su activa diplomacia y posicionamiento global. Pero si de potencias medias se habla, Arabia Saudita es la que ha sabido aprovechar la crisis energética mundial.
La invasión rusa a Ucrania impactó a toda Euroasia y ha dado más herramientas de negociación a los productores de petróleo. Lo interesante es que el gobierno saudita ha usado su poder energético para avanzar en dos temas visionarios: calidad de la educación y política exterior.
El presidente Biden buscó a los sauditas en julio, como lo han hecho los chinos, Francia, India, Rusia, Turquía y la mayoría de los gobiernos relevantes del G20. Se han acercado por razones económicas, de seguridad y políticas, pero sobre todo energéticas. Según el especialista en Medio Oriente, Peter Shaw-Smith, Estados Unidos le ha solicitado a Arabia Saudita aumentar la producción petrolera y distanciarse de Rusia y China.
La diplomacia saudita aumenta su influencia regional y en las 20 principales economías del orbe. Los sauditas han pedido a Biden suavizar las críticas en derechos humanos, firmeza con Irán y garantizar sus acuerdos de seguridad. Quieren ser pieza clave en la cooperación árabe-israelí y en el porvenir de Líbano, Siria e Irak.
Incluso, el príncipe Mohamed bin Salman (MBS) consiguió en abril que el presidente chino Xi Jinping acordara sinergias con su “Visión 2030” con mayor infraestructura, una diplomacia activa y educación de calidad. La Visión 2030 saudita busca disminuir su dependencia económica de los hidrocarburos y nuevas formas de desarrollo para el mañana. Una meta es subir al 50% las exportaciones no petroleras del 16% actual.
En tanto, periodistas como Nora Shanar consideran que lo importante de la Visión 2030 es la modernización educativa, además de la inclusión económica y laboral de las mujeres. Para la autora saudita: las reformas educativas permiten a los niños adaptarse a la “revolución científica”. Los nuevos currículos enfatizan menos tiempo de instrucción religiosa y más horas de ciencias, matemáticas e inglés. Involucran a los padres en el 80% de las actividades educativas. Además, se espera contar para 2030 con por lo menos 5 universidades sauditas entre las 200 mejores del mundo.
También este julio, la UNESCO reconoció a Arabia Saudita como líder en educación, pandemia y presupuesto educativo. La Visión 2030 acompañó programas como “Madrasati” (mi escuela) con plataformas educativas para todos los niveles, incluso kinder garden. El reporte de la agencia de la ONU “Programas Nacionales de Aprendizaje en Respuesta a la Ruptura Educativa del Covid-19: el Caso de Arabia Saudita” reconoce capacitación de maestros en sistemas digitales, gasto en infraestructura educativa y resultados admirables de instrucción a distancia para “estudiantes femeninas y masculinos”.
No obstante, las políticas de Arabia Saudita para generar un desarrollo amplio basado en igualdad, energías limpias y valor agregado apenas están en gestación. Comprueban que los recursos petroleros son un medio y no un fin en sí mismo.
En educación y diplomacia los sauditas tienen aciertos y están avanzando.