24 de Noviembre de 2024

La corona que se quedó sin reina

ULRICH RICHTER

En este 2022 han partido dos grandes figuras internacionales que contribuyeron significativamente en darle estabilidad social y política a sus países. Aun el mundo no se reponía de la partida de Mijaíl Gorbachov cuando la Reina Isabel II falleció el pasado 8 de septiembre a la impresionante edad de 96 años. No hace mucho se le festejó a la Reina el jubileo de platino para conmemorar las siete décadas en el trono, un evento en el que se dejó ver públicamente y participó en algunas actividades. Igualmente acababa de darle el beneplácito a la primer ministro Liz Truss para gobernar el Reino Unido.

El fallecimiento de la Reina Isabel II activó el protocolo “London Bridge”, el cual es el nombre clave para la operación de comunicar el deceso de la soberana del Reino Unido a la primer ministro, a los integrantes del gobierno británico, y a las 54 naciones que conforman la Commonwealth, y finalmente a los medios de comunicación.

Más allá de que el referido protocolo dicta una serie de directrices para la fenecida Reina y el nuevo rey Carlos III, el suceso ha dominado desde temprana hora del jueves pasado una gran parte de las conversaciones en redes sociales y medios de comunicación no solo de México, sino de muchísimos países, lo que refleja el gran impacto que tuvo la Reina y la institución de la Corona a través de diferentes generaciones y latitudes. Al cumplirse el día 10 de la defunción, se la hará a la Reina un funeral de Estado, un evento histórico para despedir a quien lideró su país en diferentes eras con grandes retos.

El peso histórico del reinado de Isabell II inicia en que le tocó asumir la Corona a una muy temprana edad y en medio del inicio de la Guerra Fría, con una Gran Bretaña diezmada por la Segunda Guerra Mundial y en el marco de luchas en sus colonias para independizarse. Es difícil imaginarse empezar el mandato bajo tal panorama tan adverso, sin embargo, la Reina logró superar dichos retos y constituirse en la mujer de hierro sobre la cual la monarquía británica encaró la mitad del siglo XX, creando la unidad entre sus antiguas colonias con la formación de la Commonwealth, al igual que adecuarse a los cambios sociales en Reino Unido, lo que al final le sumó un mayor apoyo popular.

Como lectora, lector, creo que coincidirás conmigo en que también el legado de Isabel II históricamente destaca por sus números como diplomática. Visitó cada uno de los 54 países de la Commonwealth; viajó varias veces a los 5 continentes del mundo, reuniéndose con innumerables gobernantes en sus más de 70 años de reinado. México fue también parte de esa historia, pues la Reina Isabel II vino a nuestro país dos veces, en 1975 y 1983 donde, junto al Duque Felipe de Edimburgo, visitaron varios estados de la república, cuyas memorias la Familia Real ha publicado en sus redes sociales. Igualmente, la Monarca se reunió en el Palacio de Buckingham con los expresidentes Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.

Líderes mundiales lamentaron el fallecimiento de la Reina Isabel II, donde el presidente francés Emmanuel Macron, su homólogo estadounidense Joe Biden, Barack Obama, el Canciller alemán Olaf Scholz, el primer ministro Narendra Modi, entre otros más, coincidieron en recordar la calidez, sabiduría y sentido del humor de Isabel II. Y es que la Reina no solo fue un ejemplo de la diplomacia, sino también de mantener las tradiciones que la Corona le requería. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, reconoció a la Reina Isabel II su “empatía y habilidad para conectar con cada generación mientras quedaba arraigada en las tradiciones que verdaderamente importaban; fueron un ejemplo de su verdadero liderazgo”. Prueba de esto fueron las inéditas transmisiones en la radio y TV en la BBC en el siglo XX, así como en este siglo con su intrépido papel en la inauguración de los juegos olímpicos de Londres 2012.

Pasará un buen tiempo para que otra u otro monarca británico acumule tantas campañas diplomáticas al extranjero y tantas visitas de jefes de Estado al Castillo de Buckingham; que goce de una alta aprobación del pueblo, y particularmente que haga suya la Corona con sus acciones. El reinado de Isabel II será recordado por su sentido del deber y la inquebrantable dedicación de su vida al trono y a la población del Reino Unido. La Reina ha muerto, larga vida al Rey.