“Alito”: bofetada en Edomex
ROBERTO ROCK
Una sonrisa congelada, el brazo extendido para marcar distancia, el abrazo que nunca llegó, simbolizaron ayer, frente cientos de personas que aguardaban la escena, lo que parece ser la ruptura final entre Alfredo del Mazo, cabeza del principal enclave priista del país, con respecto al dirigente formal del Institucional, Alejandro “Alito” Moreno.
La escena, largamente esperada en los últimos días -luego de que Moreno colocó en el limbo la alianza opositora “Va por México”-, se produjo en la ceremonia por el quinto informe de gobierno de Del Mazo quien, sin las estridencias propias de las actuales circunstancias, optó por honrar el socorrido principio de “la forma es fondo”, atribuido a Jesús Reyes Heroles, ideólogo histórico del tricolor.
El mensaje de Del Mazo, sujeto a la formalidad de la clase política mexiquense, pareció calculado, palabra por palabra, abrazo por abrazo, para incluir señales y elogios en favor de Ricardo Monreal -el rebelde líder senatorial-, al que miraba casi de frente, en primera fila, un tanto a la izquierda. Sin dejar de hacerlo también con la jefa de Gobierno capitalina, Claudia Sheinbaum, colocada algo más distante y hacia la derecha, a solo dos asientos de su rival en los afectos presidenciales, Adán Augusto López, secretario de Gobernación, objeto de la respectiva dosis de reconocimientos. Y no faltó, desde luego, el largo, detallado agradecimiento hacia el presidente López Obrador, con quien el gobernante mexiquense ha tenido una intensa interlocución a lo largo de estos años.
No faltaron las cejas levantadas cuando, junto a Ricardo Monreal, se vio entrar en el recinto al senador Higinio Martínez, el desencantado aspirante a la candidatura de Morena, que debió hacerse un lado para dejar pasar a quien fuera su aprendiz de la política desde el terruño de Texcoco, Delfina Gómez.
“Alito” llegó del brazo de Rubén Moreira, coordinador de la bancada priísta en la Cámara de Diputados y exmandatario de Coahuila, que ahora conduce uno de los suyos, Miguel Riquelme. Mexiquenses y coahuilenses viven el preludio del relevo gubernamental. Lo que parece ser la virtual ruptura de la alianza PRI-PAN-PRD pone en vilo los escenarios en ambas entidades. Moreira y Moreno fueron ayer la presencia incómoda en el palacio de gobierno en Toluca, pero aparentaban alegría, como quien tuviera en la bolsa algún acuerdo palaciego solo conocido por ellos.
Ahí estaban también Alejandra del Moral y Ana Lilia Herrera, las aventajadas priistas en la lisa por la candidatura mexiquense, lo mismo que Enrique Vargas, el panista mejor colocado en la entidad. Los tres saben que las reglas del juego que parecían dominar el proceso hasta hace 10 días -es decir, abanderada priista, con amplias concesiones hacia el panismo-, están ahora sujetas a un pasmo del que cualquier cosa puede surgir.