Marcelo se queda hasta el final en Morena
SALVADOR GARCÍA
La gran incógnita que ronda a la política mexicana, en tiempos de la sucesión presidencial adelantada de la 4T, es qué decisión tomará el canciller Marcelo Ebrard en caso de que la resolución final sobre la candidatura presidencial de Morena se tome con encuestas “cargadas” a favor de una de las corcholatas favorecida desde Palacio Nacional. Para decirlo claramente, ¿qué hará Ebrard si el método de los sondeos resulta ser sólo la forma de legitimar una selección previamente tomada por el presidente López Obrador en favor de Claudia Sheinbaum, como primera, opción o Adán Augusto López, como segunda?
Muchos, dentro y fuera de Morena, apuestan a que Marcelo Ebrard termine rompiendo con la 4T si, como él mismo ha dicho en su discurso, no hay “piso parejo” ni equidad en las condiciones para la competencia interna y si todo se acomoda para una o uno de los aspirantes, en detrimento de los otros precandidatos. Los morenistas más duros afirman que “Marcelo terminará rompiendo y traicionando al presidente”, mientras que en los partidos de oposición y, aun entre partidos aliados de la 4T, esperan que el secretario de Relaciones Exteriores termine abandonando al gobierno lopezobradorista y a su partido para plantear una posible coalición electoral de oposición en torno a la candidatura presidencial de Ebrard.
Pero parece que unos y otros, los morenistas que no quieren al canciller y prefieren que se vaya de la 4T y los opositores que ven en él a una opción para el 2024, se van a quedar con las ganas. Recientemente Marcelo Ebrard comentó a sus amigos más cercanos que no está pensando para nada en una ruptura con López Obrador ni en volverse un candidato rebelde en el partido oficial. “Yo voy a participar y voy seguir en el proceso interno de Morena hasta el final, hasta que se sepa el resultado final”, dijo el titular de la SRE que con esa decisión estaría prácticamente cancelando la posibilidad de ser candidato presidencial por otro partido o coalición de partidos, que no fuera encabezada por Morena.
Porque si Ebrard participa en el proceso interno de Morena para elegir al candidato presidencial y se queda “hasta el final”, es decir hasta que se conozca el resultado, podría incluso inconformarse y decir que no está de acuerdo con el resultado de las encuestas, pero lo que ya no podría hacer es participar en ningún otro proceso interno de otro partido o partidos que quisieran postularlo a la Presidencia, porque la Ley electoral le prohíbe participar como precandidato presidencial en dos partidos distintos.
Toda proporción guardada, con su decisión de permanecer “hasta el final” en la elección interna de Morena, a Marcelo le volvería a ocurrir lo que le pasó en el 2015, cuando el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación le anuló su candidatura para ser diputado plurinominal por Movimiento Ciudadano, luego de que otros partidos (PVEM, Panal y PES) lo acusaran de haber participado también como candidato plurinominal en el proceso interno del PRD. Con una interpretación que decía que Ebrard violó el artículo 227, párrafo 5, de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, los magistrados le impidieron llegar a ser diputado federal en aquel año, se dijo entonces que también por consigna del gobierno de Enrique Peña Nieto.
El caso es que esa misma disposición de la ley electoral que le aplicaron entonces, y que restringe la participación simultánea en dos procesos internos de diferentes partidos políticos en un mismo proceso electoral, le impediría en 2024 participar como aspirante en los procesos de selección de dos partidos diferentes. Por lo tanto, si Marcelo Ebrard ha decidido, como se lo ha dicho a sus cercanos, quedarse hasta el final en Morena, prácticamente estaría anulando la posibilidad de ser candidato presidencial por cualquier otro partido distinto al oficialismo.
Para que quede más que claro: Ebrard permanecerá en el obradorismo aun cuando la decisión de la candidatura presidencial no le favorezca y aun cuando, como ya se ve desde ahora, las condiciones de competencia no sean parejas para él y para las otras dos corcholatas. Y si el canciller —en el que muchos veían la posibilidad de una ruptura que debilitara a López Obrador y a Morena en los comicios presidenciales de 2024— ha decidido que no va a romper, entonces todo indica que estaría dispuesto a negociar con quien resulte ganadora o ganador para buscar posiciones políticas futuras para él o su grupo.
Así que la gran pregunta que muchos se hacían en torno al futuro de la sucesión adelantada parece empezar a responderse: Marcelo Ebrard Casaubon se jugará todo su resto en la disputa interna por la candidatura presidencial por Morena. No va a romper ni a aceptar ser candidato por otro partido o coalición de partidos de oposición. Y, salvo el remoto caso de que él fuera el candidato presidencial, está dispuesto a ir a una negociación política que le permita seguir gravitando políticamente en un nuevo gobierno de la 4T después del 2024. Falta que así lo decidan la mayoría de los votantes mexicanos.