24 de Noviembre de 2024

Ojos bien cerrados

Catalina Pérez

El 26 de octubre, la Policía Estatal preventiva de Zacatecas recibió una denuncia señalando que al interior de un cajero automático, ubicado en el municipio de Monte Escobedo, se encontraban restos humanos, junto con dos cartulinas que contenían mensajes supuestamente del crimen organizado. La noticia, tan habitual ya en el México de los cuerpos desmembrados, no habría llegado a la prensa nacional salvo por un video publicado más tarde en redes sociales en el que se ve a un perro pasear por las calles del municipio con una cabeza humana en su hocico. Era la cabeza que estaba en el cajero automático. Familiares de un taxista desaparecido, acudieron a la fiscalía para saber si la cabeza era de su familiar. Luego de 11 horas, la Fiscalía del estado informó que había recuperado la cabeza. No era el taxista buscado, pero seguramente otras personas miraron el video y acudieron a la fiscalía para saber si se trataba de su familiar desaparecido. Según el INEGI, durante 2021, Zacatecas fue el estado con la tasa de homicidios más alta en el país, 109 por cada 100 mil habitantes. (Para dar una idea de lo elevado que es esta cifra, Yucatán, el Estado con la menor tasa reportó 2 homicidios por cada 100 mil habitantes y CDMX, 12.)

Días más tarde, en Irapuato, Guanajuato, vecinos de la Colonia Santa Fe realizaron una denuncia anónima. Habían visto a un perro caminando en la calle con una extremidad humana en el hocico. El seguimiento del perro permitió encontrar 53 bolsas con restos humanos enterradas en una finca abandonada. Una de las bolsas contenía prendas, bienes invaluables para las familias que buscan porque ayudan a la identificación. Bibiana Mendoza, del colectivo Hasta Encontrarte, dedicado a la búsqueda de personas desaparecidas en Guanajuato dijo en una entrevista: “Fuimos a desplegar la manta a la Estela de Luz porque aquí en Guanajuato se permitió la militarización de nuestro estado y hay que decirle al presidente que su estrategia de seguridad es fallida, que con su más de 11 mil elemento de la Guardia Nacional y Sedena la seguridad y la paz no han regresado a Guanajuato.”

La manta a la que se refería Bibiana fue colgada por dos escaladores, acuerpados por el colectivo de búsqueda, sobre la Estela de Luz, el pasado 15 de septiembre. La megamanta fue colgada en protesta por la estrategia de seguridad militarizada que desde 2006 ha causado muertes, dolor y cientos de miles de desaparecidos en el país y que este sexenio se ha profundizado. Hoy las buscadoras piden además que las autoridades de Guanajuato identifiquen pronto los restos encontrados, ante la incertidumbre de saber si se trata de su ser querido. En el pasado, las fiscalías han sido extremadamente negligentes tanto en la búsqueda como en la identificación de restos. Quizás de no ser por aquel perro, no habrían hallado esta última fosa clandestina y el descubrimiento no hubiera llegado a la prensa nacional.

“Lo más terrible es la deshumanización que estamos viendo”, continuó Bibiana en la entrevista. “Decir 53 bolsas con restos humanos y que la sociedad ya no se alarme ni se asuste es algo que nos duele … Seguimos con esta labor de visibilización, de civilidad, de que las personas sepan que al igual que ellos algún día tuvimos una familia completa y estábamos en la comodidad de nuestros hogares y que imaginamos que nos iban a desaparecer a alguien.” Según cifras oficiales, hay más de 100 mil personas desaparecidas en México. El presente sexenio se perfila a ser uno de los más violentos, con más de 130 mil homicidios cometidos. Acaso estos niveles de violencia nos obligan a cerrar los ojos y mirar a otro lado, a querer que otros —sí, mejor los militares—, lidien con la realidad. Si no se arregla, por lo menos que no estemos obligados a verla, aun si nuestra indiferencia abona a la siembra de cadáveres.

Somos un país que se enorgullece de honrar a sus muertos cada año, con altares, flores y comida. Pero a los vivos el gobierno los desoye, aunque se cuelguen del monumento más alto para pedir un alto a la guerra. Más termina aportando a la búsqueda de desaparecidos y a la visibilización de nuestras violencias el hambre de un perro que la sed de justicia de las autoridades.