24 de Noviembre de 2024

Meningitis ataca Durango. Necesitamos ayuda

MARTÍN VIVANCO

Necesitamos ayuda en Durango. Algo va mal, muy mal. Enfrentamos una gran tragedia. En los últimos días, en medio del dolor y la incertidumbre, hemos visto el aumento de los casos de meningitis que hasta el momento en que escribo estas líneas, ha cobrado la vida de 19 personas. Resumo aquí lo sucedido y me sumo a las solicitudes de ayuda nacional e internacional. Esto no puede seguir así y no se puede repetir.

Han fallecido 19 personas a causa de meningitis por el hongo fusarium solani, en su mayoría mujeres que dieron a luz en los últimos meses o se sometieron a cirugías ginecológicas. Al momento 65 mujeres y 3 hombres enfrentan esta enfermedad cuyo panorama es terriblemente sombrío. Hay 1400 personas en riesgo y una de cuatro personas contagiadas ha perdido la vida.1 Es decir, cientos de personas podrían perder la vida y la cifra actual ya es escalofriante.

El hongo entró a su sistema nervioso por una punción en la médula espinal con bupivacaína —un anestésico local de uso frecuente en cirugías de ginecoobstetricia—, esto es: a través del “bloqueo” que se necesita en las cesáreas u otras intervenciones que requieran anestesiar esa zona del cuerpo. Desde el líquido que circula por los espacios huecos de la médula espinal, el cerebro y las meninges el hongo infectó su sistema nervioso provocando la inflamación en las meninges —esas membranas que envuelven al cerebro y la médula espinal—.

La meningitis puede ser fatal o causar daños severos a quienes la padecen. Según datos de la OMS, una de cada cinco personas que supera la meningitis queda con secuelas y éstas suelen ser graves, desde la debilidad o pérdida de algún sentido, convulsiones, problemas de habla y memoria hasta la pérdida de extremidades por una respuesta inmunitaria agresiva ante infecciones (sepsis).2

Todos los casos provienen de 4 hospitales privados. A principios de octubre se detectaron los primeros casos de la enfermedad. Para esas fechas los hospitales ya habían recibido decenas de casos y seguían sin avisar a las autoridades sanitarias.3 El 1º de noviembre falleció Armidia, la primera víctima detectada de esta enfermedad. En esa fecha inició el rastreo de pacientes de cirugías ginecoobstetras en el periodo de mayo a octubre, cuando pudieron haberse contagiado. Posteriormente se extendió la búsqueda a todas y todos los pacientes tratados con bupivacaína en esas fechas (los 1400 casos antes mencionados) en las clínicas donde se ha encontrado el hongo.

La Fiscalía del Estado, Cofepris y las Secretarías de Salud local y federal tienen dos líneas de investigación en curso: una pericial y otra de tipo sanitario-epidemiológico. Se creó una comisión de 60 expertos locales, nacionales e internacionales para investigar la enfermedad y atender a las pacientes. Sin embargo, todavía se desconoce el punto de contaminación y las razones, esto es, en dónde y por qué se contaminaron el anestésico o los materiales.

Es raro que suceda algo parecido, pero cuando pasa las consecuencias son fatales. Eso dicen los precedentes internacionales de meningitis causadas por hongos. En el año 2005 en Sri Lanka, 5 mujeres fueron infectadas después de sus cesáreas. Dos de ellas sobrevivieron, una con consecuencias graves de por vida.4 En ese caso se comprobó que la meningitis había sido causada por el hongo Aspergillus fumigatus. Se encontraron guantes y jeringas infectados y los expertos concluyeron que el hongo se había cultivado en los almacenes por el exceso de humedad y las condiciones inadecuadas de higiene en general. Asimismo, en el año 2012 en Massachusetts hubo un brote de meningitis por inyecciones de esteroides y otros medicamentos que venían contaminados con el hongo Exserohilum rostratum, hubo también un solo caso por el hongo Aspergillus fumigatus.5 La mayoría de las punciones fueron a los huecos de las articulaciones o en la médula espinal. Entonces se contagiaron 798 personas y fallecieron 64 (según las cifras de los CDC).6 La infección sucedió en una central de mezclas de la farmacéutica (en la ciudad de Framingham) donde se contaminaron 9 lotes de medicamentos inyectables, entonces hubo más de 14 mil personas en observación.

Algo de lo anterior pudo haber sucedido en Durango. Necesitamos claridad del punto de contaminación. Requerimos detonar los protocolos para asegurarnos de que no haya contaminación en los anestésicos, quirófanos o instrumentos. Los hospitales y medicamentos han de pasar los estándares de higiene más rigurosos. Y claro: se debe sancionar a los responsables. Alguien no hizo lo que debía hacer, tan es así que mujeres que iban a dar vida, la han perdido. También debemos preguntarnos: ¿fue Armidia realmente el primer caso fatal, o hubo otros casos antes?, ¿los bebés están bien, a pesar de haberse tratado con los mismos utensilios médicos y en las mismas condiciones que las madres?, ¿de mayo a octubre ninguna autoridad supo lo que pasaba?

A la luz de los casos de Sri Lanka y Massachussets, no sobra reiterar las solicitudes de cooperación y ayuda internacional a los CDC y a la OMS. Urge identificar cuáles fueron las causas de este brote para prevenir que una tragedia de este estilo vuelva a ocurrir.