22 de Abril de 2025

Si vienes de México con rumbo a nuestra ciudad, encontrarás en el puente un letrero que nos anuncia que somos un poco más de 143, 000 habitantes. Este anuncio no está diciendo la verdad, puesto que es evidente que  actualmente habitamos en ella, casi doscientas mil personas; ahora, si se toman en cuenta las congregaciones connurbadas, como Santiago de la Peña, la Mata, la Barra, el Ejido Banderas, Juana Moza, Alto Lucero, Boca del Monte, Cobos, y otras congregaciones más, que ya están unidas con la Ciudad,  te sorprenderá saber que en verdad, habitamos aquí, cerca de 300,000 personas.

Somos ya en consecuencia, no una ciudad pequeña, sino una ciudad con densidad media de población a la cual, la aquejan serios problemas por falta de una adecuada estructura política. Si como se espera en el corto plazo, la ciudad crecerá desmedidamente, debido al acercamiento que hemos tenido con las ciudades que se encuentran en el Valle de México, debido a nuestra flamante autopista, el problema se multiplicará en el corto plazo. En efecto, los cálculos más conservadores afirman que la ciudad crecerá en densidad de población en un plazo de cinco años, entre un 20 y un 30% es decir, para el año 2,020 esta ciudad contará con casi 400,00 habitantes.

Actualmente tenemos que en el Bando de Policía y buen Gobierno que está vigente, se señala con precisión la zona que abarca el Primer Cuadro o Zona Centro de la ciudad, pero no expresa nada con respecto al resto de ella luego, las actividades políticas y los servicios públicos se encuentran centralizados en un solo mando y ello, ya está dificultando grandemente el cuidado que debe tenerse en la satisfacción de las necesidades de toda la ciudad. En efecto, en Bandera, o la Mata o Santiago de la Peña, no se tienen destacamentos permanentes de policías, de agentes de tránsito, ni mucho menos, agencias de las oficinas gubernamentales del Municipio. Los servicios de limpia, de aplicación de los reglamentos ambientales, de comercio o de obra pública, dependen del criterio y acción exclusiva de autoridades centralizadas en oficinas únicas del Municipio. Es urgente una descentralización.

Para lograr esto, es necesario que se reforme sustancialmente el Bando de Policía y Buen Gobierno, para que así como se delimitó la Zona Centro, se delimiten las demás zonas. Para tal efecto, se propone que la ciudad se divida –además de la Zona existente-, en otras cuatro Zonas: La Norte, la Sur, la Zona Oriente y la Zona Poniente.  Estas cinco zonas deberán quedar claramente delimitadas; en cada una de ellas, deben instalarse paulatinamente, oficinas administrativas municipales, para llevar la atención de las autoridades, lo más cerca posible de los ciudadanos.

De esta forma, los grandes o pequeños problemas de calles y banquetas, de limpia, de seguridad pública, de tránsito, de comercio, de parque y jardines, problemas ambientales, de mercados públicos, de áreas deportivas y de otros muchos requerimientos de las sociedad civil actual, serían atendidos con la prontitud y la certidumbre que fuera requerida. Actualmente, la capacidad de respuesta de las autoridades municipales en las diferentes áreas es muy lenta, y en la mayoría de los casos, resulta tardía o lo que es peor: No se produce nunca esa respuesta, con el consiguiente daño a la escasa credibilidad que tienen las autoridades gubernamentales.  

Por consiguiente, es muy importante ahora, que Tuxpan está llamada a ser en fecha muy próxima una ciudad más, mucho más grande, que nuestros Gobiernos Federal, Estatal y Municipal, se apresuren a efectuar las grandes reformas legales y administrativas, para dotar a la ciudad de mejores y mayores instrumentos para su desarrollo.  

De una buena organización legal y administrativa, depende una mejor infraestructura urbana. De no hacerse esto, el desorden y el caos no se harán esperar, cuando de manera desprevenida nuestras autoridades municipales se encuentren con la novedad de que en el municipio ya no hay doscientos, sino cuatro cientos o quinientos mil habitantes. Para entonces, las medidas serán tardías  y quizá insuficientes. Los casos de Reynosa y Matamoros en Tamaulipas; de Ciudad Juárez en Chihuahua o de Ciudad del Carmen en Campeche, nos pueden servir de ejemplos para percatarnos que no hacer nada, o hacer algo notoriamente insuficiente, nos puede llevar en poco tiempo, al desorden urbano total.

¿Qué toda esta reorganización va a costar mucho dinero? Claro que sí. Pero, no hay nada más caro, que el costo social que represente el desorden y el caos. Los Gobiernos Federal y Estatal deben apoyar la reestructuración política y administrativa que presenten las Autoridades Municipales de la ciudad. Estas autoridades deben –ya-, ponerse a trabajar en las propuestas de reformas correspondientes, para dotar a la ciudad de una mejor y mayor organización.

Desde luego, hace falta una revisión exhaustiva de la Hacienda Pública Municipal, para que esta obtenga una más eficaz recaudación, a fin de que se cuente con los ingresos necesarios, para hacer frente a los inminentes mayores gastos públicos pero, eso será materia de otro artículo posterior.