18 de Mayo de 2024

-Los tres alegres compadres 

De regreso a México, y en espera de enfrentar varios cargos para quedar libre, Héctor “El Güero” Palma de nueva cuenta podría ser un capo altamente peligroso

Por Salvador García Soto

Han pasado 27 años desde que tres jóvenes narcos, entonces considerados de poca monta, ascendieron a la fama en el narcotráfico mexicano. Tras la caída de Miguel Angel Félix Gallardo, apresado en 1989 en los inicios del sexenio de Carlos Salinas, los hermanos Coronel (Ignacio y Magdaleno) comenzaron a trabajar con tres narquillos hasta entonces desconocidos, pero que pronto cobrarían relevancia en los liderazgos del Cártel de Sinaloa hasta llegar a ser tres de los capos poderosos que encabezaron la organización, Héctor “El Güero” Palma, Joaquín “El Chapo” Guzmán e Ismael “El Mayo” Zambada. Hoy, dos de aquellos tres “compadres” están en poder de las autoridades y un tercero sigue libre.

Al “Chapo” Guzmán lo movieron intempestivamente del penal de “máxima” seguridad de Almoloya la madrugada del 7 de mayo en un avión a Ciudad Juárez, en medio de un fuerte dispositivo de seguridad militar. Oficialmente, se dijo que el cambio de prisión obedeció a “estrategias de seguridad e inteligencia” del Gobierno mexicano; pero en la realidad, según fuentes de seguridad federal, el cambio repentino tuvo que ver con que se detectó un nuevo plan del narcotraficante sinaloense para fugarse una vez más del penal del Altiplano. Aunque no dan mayores detalles, las fuentes cercanas a la Comisión Nacional de Seguridad Pública afirman que, a diferencia de la fuga espectacular de 2015, esta vez los sistemas de inteligencia alertaron a tiempo del nuevo plan de “El Chapo” para burlar la seguridad del penal y volver a escaparse.

Y mientras “El Chapo” es fuertemente vigilado en el CEFERESO de Juárez, donde espera su posible extradición a Estados Unidos, desde el vecino país llegó ayer Héctor “El Güero” Palma, custodiado fuertemente por U.S. Marshalls que, apoyados por el Ejército mexicano y la Marina, lo entregaron en la frontera de Matamoros, desde donde la Policía Federal lo trasladó a las instalaciones de la SEIDO en la Ciudad de México, y de ahí, según se manejaba anteanoche, sería puesto a disposición de una procuraduría estatal que tiene orden de aprehensión contra el capo originario de Mocorito, Sinaloa.

Al “Güero”, de 56 años de edad, vestido con camisa azul y cachucha negra, se le veía avejentado; el rostro ajado, bigote claro y bien arreglado, y la misma mirada altiva y fuerte que lo caracteriza desde sus épocas de capo sanguinario. Pasó sólo nueve años en la cárcel de Atwater, California, gracias a negociaciones que hizo con las fiscalías de Estados Unidos, a donde fue extraditado en 2007 cuando ya había cumplido una condena recortada de siete años en México, gracias a varios amparos que ganó a la PGR. Hoy, la duda es si Palma Salazar librará las acusaciones del fuero común que le quedan y si podría quedar libre. Su perfil criminal, sumado a las múltiples venganzas con sus antiguos enemigos, lo convertirían de nueva cuenta en un capo altamente peligroso, aunque él ha declarado que sólo vuelve a México “para estar con mi esposa y mis hijas”. 

El último de los tres compadres, Ismael “El Mayo” Zambada, sigue siendo una incógnita para las agencias mexicanas y estadounidenses. Su operación clandestina en la Sierra de Sinaloa y el llamado Triángulo Dorado, aunque dicen que también se mueve a placer en Culiacán y otras ciudades de Sinaloa y Durango, no parece estar dentro de los “objetivos prioritarios” del Gobierno mexicano en su lucha contra el narco, lo que lo vuelve un capo que ejerce (con cierto margen de libertad y protección) el liderazgo del cártel de drogas más importante de México y del mundo. Es el único de los tres compadres libre y no se ve que eso pueda cambiar pronto. Con “El Mayo” Zambada, que hoy delega parte de la operación del tráfico de cocaína, marihuana y drogas sintéticas en sus hijos, no se sabe a ciencia cierta si es “el capo más buscado” o más bien “el menos encontrado” por el Gobierno mexicano.