18 de Mayo de 2024

-Mentira y cinismo no es populismo

Por Julio César Vega Olivares

Recordemos que en 1983 se inicia lo que Miguel de la Madrid denominó el “cambio estructural para recuperar la estabilidad económica”, que consistió en disminuir la participación del petróleo en el presupuesto, impulsar el sector manufacturero y la apertura externa, es decir, convertir a México en un país exportador. Desafortunadamente, la forma de competir y la competitividad sólo se lograron por el lado de la caída salarial y del empleo, sobre todo para el pago de la deuda externa, es decir, crecer para pagar y para poder endeudarse de nuevo. Se preparaba al país para su entrada al neoliberalismo y a la globalización, o como dijera Carlos Salinas, para dar un difícil salto a la economía de mercado y, desafortunadamente, caer en una espiral de deuda-pobreza de la cual hasta la fecha no hemos sido capaces de salir. También Don Miguel inició un proyecto denominado la “renovación moral de la sociedad”, fracasando en ambos proyectos; sin embargo, lo que sí produjo fueron multimillonarios.

Algunos opinan que todo esto es culpa de los populistas y que hay que profundizar el modelo, término que se usa en México para descalificar, denostar y satanizar a quienes pretender dirigir el modelo hacia las clases populares, pero como aclarara Barak Obama, Presidente de los Estados Unidos, hace algunos días en el encuentro internacional en Canadá, que ser populista no es malo, lo malo es ser mentiroso y cínico, y convertir esto en políticas de Gobierno, al prometer y no cumplir.

Obama aceptó que él es populista, porque intentar resolver los problemas de las mayorías es una decisión democrática progresista, jamás algo malo para la economía o la sociedad.

La lucha contra la corrupción en México vuelve a resultar una gran decepción, sólo cambios de nombres, pero la estructura de la impunidad se mantiene intocable; algunos partidos se quejan, pero le agarraron la pata a estas decisiones tan dañinas para el país.

Si partimos del  supuesto de que sólo los corruptos protegen la corrupción, la preservan, la cuidan y la reproducen; entonces si la Legislatura Federal, ambas cámaras, la de senadores y diputados, y las estatales parecen proteger la corrupción, esto podría significar que son instituciones corruptas, y sumando además que  todo esto se hace sin rubor alguno y ante los ojos de la República, que aquella famosa frase de Lampedusa de que todo cambie para que todo siga igual, parece una sentencia bíblica en el subdesarrollo.

En nuestro estado, si el Gobernador electo, Miguel Ángel Yunes Linares, quiere arreglar las cosas, debería estar preparando su proyecto de cambio legislativo anticorrupción, con el fin de independizar al Fiscal Anticorrupción del Ejecutivo Estatal, pues con el actual nos lanzaron una carambola de tres bandas, ya que al depender el Fiscal Anticorrupción de la de la Procuraduría de Justicia del Estado, indirectamente depende del Ejecutivo, y de paso también cambiar al Comité Coordinador Anticorrupción, que es una vacilada,  y sustituirlo tal vez por un consejo ciudadano con formación profesional, en que participe la sociedad, y dentro de las personas de probada capacidad y responsabilidad que se inscriban como candidatos a este puesto como consejeros, se realice la selección final mediante sorteo aleatorio.

Y que además, la Fiscalía actúe de oficio y no sólo por querella de parte.

Que se realice la verificación permanente del Fiscal Anticorrupción, quitar todos los fueros  a legisladores, jueces y demás, y que la comisión ciudadana  verifique a ministerios públicos y jueces, para garantizar su actuación y se despida o consigne a quienes interpreten la Ley a su favor obstaculizando a la justicia y omitiendo pruebas para perjudicar o sacar ganancias.

Miguel Ángel Yunes ha señalado también su intención de denunciar ante la Fiscalía Anticorrupción a Vicente Benítez González, Diputado de Nueva Alianza, de quien se dice que posee una cuantiosísima e inexplicable fortuna.

No hay que hacerse bolas, todos sabemos dónde están las principales fuentes de la corrupción, la primera, en el Contratismo, es decir, la asignación de contratos de obra, arrendamientos, subrogación o compras. 

La segunda, en la privatización de servicios y de funciones del estado, concesionándolas a los particulares; y tercera, la contratación de préstamos. Así que conociendo sus mecanismos, es muy fácil controlar y disminuir la corrupción.