Salvador Hernández García
Tamiahua, la misma Tamiahua de ayer, de hoy y... de siempre
Por un incomprensible atavismo, la Villa de Tamiahua y su Municipio en conjunto, tradicionalmente han permanecido en el caboose del tren que conduce al desarrollo integral de la entidad Veracruzana.
Tamiahua continua arrumbada en el desván del olvido y consecuentemente marginada del progreso del cual disfrutan los Municipios vecinos de su periferia, lo cual explica, aunque desde luego no justifica su atraso secular.
Quien haya visitado esa Villa alguna vez y con el paso del tiempo haya vuelto de nueva cuenta al lugar, encontrará una Tamiahua estática e imperturbable, idéntica a la Tamiahua de hace 20, 30 o quizá de varios años atrás, cuyo sello distintivo es la contaminación de su entorno Ecológico y su Medio Ambiente que exhibe su más contundente expresión en el basurero que se ha convertido el esterillo de aguas estancadas, ubicado en forma paralela a lo largo de su zona urbana, y que por cierto en parte de su curso se manifiesta a unos cuantos metros de la parte trasera del Palacio Municipal.
El reloj del Padre Cronos parece haberse detenido ahí, y el único cambio visible es el biológico, que se manifiesta en el envejecimiento físico de sus habitantes.
Y que no se culpe de ello a sus pobladores, ya que éstos, a pesar de sus frustraciones y de sus desengaños que han tenido que sufrir con sus malos gobiernos municipales, lejos de abatirse, no ha faltado entre ellos muchas inquietudes ciudadanas, de quienes por iniciativa propia apelan a instancias superiores a nivel estatal y federal, llevados por su sana inquietud de ser atendidos en sus justas demandas y aspiraciones, para incorporar a Tamiahua en la marcha del progreso.
Dentro de su erosionado hábitat, seguramente que la necesidad más apremiante de los pobladores de la Villa, lo constituye su angustiosa situación económica que produce el desempleo, y que a su vez es el reflejo de la mengua de la producción pesquera, ya que la gradual pero sistemática alteración del sistema ecológico de su laguna y de sus cuerpos de agua han ocasionado una alarmante baja en su producción pesquera, e inclusive algunas especies de su fauna de escama, sino han desaparecido totalmente por lo menos han escaseado en un altísimo porcentaje.
Ante esta alarmante situación se hace tan urgente como necesario que los otros dos niveles de Gobierno superiores intervengan sobre el particular, a efecto de que se lleven a cabo a cabo los Programas ya contemplados, y en el caso de que no los haya, se realicen, se desarrollen y se lleven a cabo estudios necesarios socio-económicos y ecológicos en forma integral en todo el municipio, la propia cabecera municipal y particularmente sobre la laguna de Tamiahua, y que una vez que se practiquen complementariamente se implementen y apliquen las vedas adecuadas, que garanticen la normal reproducción de las diversas especies marinas, que integren la fauna lagunera.
Así mismo, se hace necesario atender adecuadamente y en forma permanente el dragado de los esteros de Tampache, Tancochin, La Laja, Los canales de Majagual, desde Palo blanco hasta Boca del Estero por la parte norte, y por el sur desde La Zanjita hasta la Laguna de Tampamachoco, así como dragar las Barras de Corazones y Galindo a efecto de que las aguas frescas del mar revitalicen y oxigenen las aguas de la laguna, lo que en tal caso propiciaría la reproducción y el crecimiento normal de todas las especies de la fauna marina y adicionalmente se lograría la recuperación de otras especies que están a punto de extinguirse, como ocurre en el caso del pez -lagarto- llamado catán.
Nunca como ahora se ha dado el caso de que un gobierno municipal de Tamiahua, haya disfrutado de un presupuesto público municipal, de tanta amplitud, como el que dispone el actual Ayuntamiento, que colateralmente, por otra parte es apoyado generosamente, por la derrama económica proveniente de los recursos del Ramo 033 y de los demás Programas Federales y Estatales de asistencia social, luego entonces no se explica el ¿Por qué en el caso de la cabecera municipal, es decir, el asiento de la propia Villa, muy poco o casi nada ha hecho para optimizar su infraestructura urbana?
La ampliación de la red del agua entubada, del drenaje y alcantarillado continua durmiendo el sueño de los justos; lo mismo que ocurre con la tan necesaria construcción de las obras relativas al relleno sanitario que evite la derrama de basura a cielo abierto, con su consiguiente contaminación de sus mantos freáticos, problema este que se agudiza por la carencia –en forma proporcional- de plantas de tratamiento de aguas negras residuales, con su correspondiente laguna de oxidación.
Otro problema a resolver lo constituye la construcción integral del muro de contención sobre la rivera del río, planificado ya hace varios años sobre la longitud integral de los terrenos que comprenden viviendas, que en la actualidad se ven amenazadas por la erosión causada por el caudal de esa corriente líquida.
En cuanto se refiere al campo, su producción agropecuaria sistemáticamente se ha venido minimizando, como consecuencia de la falta del apoyo susceptible de financiar los programas productivos, por parte de las instituciones del gobierno con competencia en la materia, lo cual colateralmente ha provocado la deserción en los surcos del campesinado regional, que ha optado por la alternativa de desplazarse hacia otras entidades vecinas, y en muchos casos hasta aventurarse a buscar trabajo fuera de nuestro país, concretamente en los Estados de Norteamérica, con los riesgos mortales que ello implica.
Por lo que corresponde a los caminos vecinales que comunican a la cabecera Municipal con el resto de las comunidades rurales de su territorio, es fácil advertir que como consecuencia de que no se les presta el mantenimiento adecuado sosteniéndolos al menos con trabajos de terrecería, en le actualidad ofrecen un aspecto tan desastroso semejantes a los caducos “Caminos de herradura” o “Sendas de extravió”, y algo similar sucede con la CARRETERA” Tamiahua-Naranjos, la cual por carecer de una adecuada carpeta asfáltica, se vuelve intransitable en temporada de lluvias.
Es una verdad indiscutible, que en la realidad no admite ni otorga concesiones y la misma nos señala que tras de la bullanguera y astronómica fachada del carnaval y de “La feria del ostión” se oculta otra Tamiahua, la misma Tamiahua de ayer, de hoy y de siempre, la misma Tamiahua estática e imperturbable, donde el tiempo se ha detenido.
La misma Tamiahua contaminada, cuyos gobiernos locales se muestran impávidos y omisos para implementar y operar los mecanismos necesarios que en su caso eviten la galopante contaminación de sus suelos, cuerpos de agua y del resto de su entorno ecológico y su medio ambiente.
La misma Tamiahua, cuya infraestructura urbana solamente se advierte a lo largo de sus calle principales y que por otra parte acusa un notable decrecimiento de su producción pesquera, que en sus mejores años, se significó como la principal actividad comercial de sus habitantes.
Y a la vista de los hechos, vale reiterar que el tiempo parece haberse detenido aquí, y el único cambio visible que se advierte, es el biológico que se manifiesta en el envejecimiento de sus habitantes.