-Los que tienen hijos deben procurar dar amor y encaminar por el bien a sus descendientes
Por Liz Martínez
El Obispo Juan Navarro Castellanos invitó a los padres a reflexionar sobre el significado de la paternidad en esta época y sobre las responsabilidades que implica.
Expresó que cuando se habla de un padre inmediatamente se piensa en alguien que se preocupa por el bienestar de los suyos; lo cual es importante, pero en la sociedad actual la imagen del padre se proyecta ante todo como un “proveedor”, el que sostiene la casa, el que aporta el dinero, el que trabaja para satisfacer las necesidades de la familia. Esta es una visión importante, pero parcial de la paternidad.
De acuerdo a lo que se observa en la sociedad, monseñor Navarro Castellanos refirió que hay padres que trabajan duro para que no les falte nada a los hijos; algunos doblan jornada, o trabajan los fines de semana. Se desgastan por el excesivo trabajo y la falta de descanso. Y tal vez descuidan lo más importante, es decir, la experiencia de ver crecer a sus hijos, de acompañarlos y de apoyarlos con su afecto y con su presencia cercana, natural y espontánea.
Hizo hincapié en que para que llegue al mundo un nuevo ser se necesita un hombre y una mujer. Y de igual manera, ambos son necesarios para el desarrollo y el crecimiento armónico de los hijos; mientras tanto, la madre está dotada de cualidades intuitivas que le ayudan a tener una comunicación estrecha y vital con su hijo, casi desde el momento de su nacimiento. Sabe interpretar las diversas señales que manda el hijo, cuando tiene hambre o cuando está incómodo y ella sabe tranquilizarlo con mimos y expresiones diversas.
Pidió no olvidar que la presencia del padre complementa la acción de la madre; una presencia cercana y amorosa da seguridad y confianza, establece límites a la conducta de los hijos y aporta su dosis específica de afecto y amor paterno que son esenciales para un desarrollo afectivo armónico.
