23 de Noviembre de 2024

Charles Bukowski: el poeta maldito que murió de hambre para poder escribir

Pese a que dejó su trabajo como cartero para encontrar el éxito, recomendaba que la gente no siguiera sus pasos

AGENCIA

Esto

Una constante durante las primeras décadas de la vida de Charles Bukowski fue la pobreza. Esta condición humana motivó a su familia a salir de Andernach, comunidad alemana azotada por las carencias dejadas por la Primera Guerra Mundial, y llegar a BaltimoreEstados Unidos y cambiar completamente el rumbo de sus días. 

Esta situación hizo que también tuviera que abandonar sus estudios en la Universidad de Los Ángeles, a la que solamente pudo acudir durante dos años, debido a que su padre no pudo mantener sus estudios. 

En el poema Mi Padre, el autor define a su procreador como un hombre que trataba de hacerle creer a sus hijos que eran ricos, votaba a favor de la derecha estadounidense y lo único que logró con ello convertirlo en un vago. 

Abandonó todo por su arte

Las ansias de convertirse en un escritor dejaron de ser algo tangilble para el escritor debido a que no podía proveerle de una buena paga. Sus primeros relatos Aftermath of a Lengthy Rejection Slip (Secuelas de una larguísima nota de rechazo) y 20 Tanks From Kasseldown se publicaron cuando se encontraba en sus 20. 

Sin embargo, el ritmo de publicación y las condiciones que debía atender lo hicieron infeliz y decidió optar por buscar caminos más convencionales para ganarse la vida. 

No fue sino hasta la década de los 50 que comenzó a trabajar en el servicio postal de Los Ángeles. Sus días fueron tranquilos, aburridos y ligados a la bebida. Pasó cinco años sin mayores problemas hasta que sufrió una úlcera que lo llevó a ser hospitalizado. 

Esta experiencia lo hizo entender que lo que quería era volver a la pluma, así que reanudó la creación de poemas y cuentos. Se casó con la escritora Barbara Frye en 1957 quien lo ayudó con su técnica aunque se divorció de ella en 1959. Unos años, Bukowski decidió dejar su trabajo, recibió un pequeño adelanto por una serie de escritos y se dedicó enteramente a escribir. 

No se vive del hambre

Los primeros meses tras esto fueron complicados, debido a la falta de recursos. En una entrevista que tuvo con Barbet Schroeder, el autor aseguraba que no había una relación intrínseca entre la pobreza, el hambre y la creación. 

Lo que él aseguraba que se obtenía bajo estas condiciones era la libertad de poder hacer lo que quisiera. Con ello, no gastaba ocho horas en una oficina para recibir un sueldo mísero. 

"Si te quedas en casa no vas a recibir ningún dinero pero vas a tener tiempo para escribir cosas en el papel", dijo en la charla que se originó en 1985.

El escritor se clasificaba a sí mismo como un caso raro en el que el artista había muerto de hambre, pero a cambio había logrado conseguir las condiciones para no ser molestado durante las 24 horas del día. 

"Renuncié a la comida, renuncié a todo para... era un loco, era dedicado", dijo. 

Pese a que este camino le rindió frutos para poder llevar a cabo una vida holgada, Charles creía que había casos en los que no importaba si las personas estaban llenas de pasión o se esforzaban de fuerza sobrehumana, ya que algunos no iban a poder lograr lo que él. 

Para él, el tener lo suficiente como para poder subsistir del arte era lo mismo que disparar en la oscuridad, podía resultar o no, independientemente de quién se atreviera a hacerlo. 

"Te puedes morir de hambre y querer hacerlo. ¿Y cuántos lo hacen? Se mueren de hambre y no lo logran", dijo. 

La suerte para él, comentó en aquella ocasión, fue que no podía tolerar la vida familiar, las tradiciones, el ambiente laboral. 

"O me moría de hambre, lo hacía, o me volvía loco, lo superaba o hacía algo, incluso si no lo lograba escribiendo", dijo.