De acuerdo con un estudio hecho por la Universidad de Copenhague, el primer registro histórico de un beso data de hace 4 mil 500 años
Agencias
México
Los besos son una de las muestras de afecto que se pueden considerar universales. No existe prácticamente una cultura en el mundo donde la unión de los labios no se considere un gesto amoroso.
Desde hace décadas, se pensaba que esta costumbre había nacido en algún momento de la Edad de Bronce, alrededor de mil 500 años antes de Cristo. Sin embargo, recientes investigaciones señalan que la humanidad probablemente inició un poco antes.
De acuerdo con una investigación hecha por académicos de la Universidad de Copenhague, los primeros registros escritos de este acto amoroso datan del año 2 mil 500 antes de Cristo, lo que hace que los humanos llevemos besándonos alrededor de 45 siglos.
“La gran comunidad científica ahora puede mover la historia del beso mil años atrás. Aún más, este descubrimiento abre la puerta a futuras discusiones, como qué tanto se practicaban los besos en la Antigüedad”, señala el profesor Troels Pank Arbøll, a cargo del estudio.
Un placer divino
La investigación reveló que uno de los primeros besos registrados en la historia fue documentado en el llamado “cilindro Barton”, un objeto de arcilla originario de Mesopotamia y fechado entre los años 2 mil 500 a 2 mil 350 antes de Cristo.
En él se narra la historia de la creación de la humanidad, la cual ocurre luego de que el Dios del Cielo y la Diosa de la Tierra tuvieran intimidad. Al concluir el acto sexual, ambos se dan un beso.
Los investigadores señalan que, en la sociedad mesopotámica, el beso tenía una función muy definida dentro del matrimonio, por lo que no podía darse a personas solteras o a alguien que no fuera tu esposa.
Incluso se cree que aquellos que osaban intentar besar a una sacerdotisa o a una mujer casada sin su consentimiento, podían enfrentarse a castigos que iban de latigazos hasta el exilio o la muerte.
La especialización romana
El estudio señala que, desde ese entonces, ya se distinguía entre dos tipos de besos: uno para la persona amada, comúnmente ofrecido después de hacer el amor, y otra para los familiares y amigos, que se ofrecía como saludo y era, como en la actualidad, en la mano o la mejilla.
Tuvieron que pasar algunos siglos para que otra gran civilización, la romana, realizara la división, categorización y teorización sobre la costumbre, llevada a Occidente por Alejandro Magno luego de sus incursiones en la India
Los romanos tenían tres grandes categorías en esta demostración de afecto. El osculum era el beso que se le da a los familiares en la mano o las mejillas, como muestra de afecto, el basium era el que se dedicaba exclusivamente a la mujer, con los labios cerrados, mientras que el savium era el que se le daba con la boca abierta a las prostitutas.
Otras aportaciones romanas a la liturgia del beso son la definición de aquellos que se daban en la cabeza o la mano a altos cargos, como signo de respeto, o los que se daban en los pies, señal de humildad y agradecimiento por un favor recibido.
Información de El heraldo de México