-Infección de zonas desérticas de Norteamérica
-También se le conoce como fiebre del Valle de San Joaquín y es causada por dos hongos del género Coccidioides, el más virulento para los mamíferos
AGENCIA
En las zonas desérticas de Norteamérica, la posibilidad de ser atacado por una serpiente venenosa o un alacrán es muy alta; sin embargo, casi nadie pensaría que unos hongos invisibles a simple vista pudieran poner en riesgo nuestra salud.
Éste es el caso de Coccidioidesimmitis y Coccidioidesposadasii, hongos causantes de la coccidioidomicosis (el género Coccidioides es el más virulento de todos los hongos que causan micosis; de ahí que hasta hace unos años se le considerara con potencial para ser utilizado como un arma de bioterrorismo).
La coccidioidomicosis se inicia una vez que uno de estos hongos, presentes en el aire de esas zonas desérticas, es inhalado. Como ocurre con otras micosis, si el sistema inmunológico de la persona está deprimido, lo más común es que esta infección endémica ataque, a través de la vía sanguínea, otros órganos y sistemas del organismo.
“Por lo general, luego de ocasionar una coccidioidomicosis pulmonar, el hongo migra al sistema nervioso central; asimismo, puede involucrar a los huesos, principalmente los de las articulaciones (falanges, rodillas, codos y tobillos), y al tejido celular subcutáneo, donde provoca abscesos que drenan pus al exterior”, dice Laura Castañón Olivares, investigadora de la Unidad de Micología del Departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Salud, del año 2000 al 2013 se diagnosticaron 557 casos de coccidioidomicosis en 23 estados del país (Baja California, Sonora, Chihuahua y Sinaloa fueron los que tuvieron mayor morbilidad) y se registraron 314 defunciones por esta micosis.
Signos y síntomas
En el humano, los síntomas de esta infección varían según la ubicación del hongo en el organismo. A nivel respiratorio, que es donde la mayoría de las veces se diagnostica, la sintomatología puede variar desde ningún síntoma hasta signos y síntomas graves.
Si una persona está en una buena posición inmunológica y aspira el hongo, fácilmente lo eliminará; es decir, la infección cursará de manera asintomática.
Los signos y síntomas de una coccidioidomicosis pulmonar leve son iguales a los de un resfriado común, como fluido nasal, dolor de cabeza y malestar general, y no duran más de una o dos semanas, después de lo cual la persona se recupera totalmente.
Hábitat natural de los hongos
Como casi todos los casos de esta infección se registran en las zonas desérticas del Norte de México (Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Sinaloa, Durango y Zacatecas) y del Sur de Estados Unidos (California y Arizona), se ha llegado a la conclusión de que el hábitat natural de C. immitis y C. posadasii es el suelo de zonas con un clima árido y seco.
Grupos vulnerables
Al igual que otras micosis pulmonares, ésta resulta muy fácil confundirla, por sus signos y síntomas, con la tuberculosis. Los grupos humanos considerados vulnerables son aquellos cuyo sistema inmunológico está deprimido y desempeñan algún trabajo asociado a la tierra de las zonas desérticas del Norte del país y del Sur de Estados Unidos: topógrafos, ingenieros, agricultores, edafólogos, antropólogos y paleontólogos, entre otros.
Otro grupo vulnerable a la coccidioidomicosis es el de los individuos que practican deportes extremos a bordo de vehículos todo terreno, cuatrimotos o motocicletas en las dunas de los desiertos de Norteamérica.
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico de la coccidioidomicosis es sencillo. Para emitirlo se hacen pruebas con el suero del paciente, en las que se buscan anticuerpos (antiCoccidioides). La más usada es la técnica inmunoenzimática (ELISA). Otra prueba menos común, pero que se practica en los laboratorios de investigación es la de inmunodifusión doble (Ouchterlony).
La coccidioidomicosis es curable, siempre y cuando el médico, en colaboración con el personal del laboratorio, la diagnostique a tiempo. A nivel pulmonar, y si la vida del paciente no corre peligro, se recurre al itraconazol; y en caso de una coccidioidomicosis pulmonar grave o diseminada, al fluconazol (fármaco capaz de traspasar la barrera hematoencefálica) o a la anfotericina “B” (medicamento tóxico que debe administrarse cuidadosamente). Aunque muy costosas, otras alternativas de tratamiento son el posaconazol y el voriconazol.
Medida preventiva
Debido a la virulencia de C. immitis y C. posadasii, el cultivo de muestras con fines de investigación se debe efectuar en cabinas de bioseguridad nivel tres (este lineamiento se sigue en el laboratorio de Castañón Olivares). En Estados Unidos, la “Food and Drug Administration” prohibió fabricar el antígeno coccidioidina porque implicaba el cultivo a gran escala de estos hongos.