Sufren como nadie en las competencias, no importando la distancia, siempre están ahí para apoyar a sus hijos
REDACCIÓN
Monterrey
Al mismo tiempo de ser mamás, son sus psicólogas de cabecera, sus doctoras y terapeutas. La distancia cada vez que compiten no es impedimento para estar en primera fila, siempre gritando, siempre haciéndose presentes para que sus hijos e hijas, que están compitiendo se sientan cobijadas, pues son ellas, sus madres, uno de los pilares más importantes para impulsarlas en su sueño de ser gimnastas, clavadistas, futbolistas o beisbolistas.
Para Vanessa Santos y Marisela Monzón, mamás de Samantha Jiménez y Dolores Hernández, medallistas de oro en la Olimpiada Nacional 2015, no ha sido fácil el camino de ver crecer y triunfar a sus hijas, pues detrás de cada medalla, hay también la difícil decisión de dejarlas ir de casa desde muy pequeñitas, a fin de que puedan crecer como atletas como ya lo están haciendo hoy en día.
“Es súper difícil tenerla lejos, su papá siempre me dice que ya me debería haber acostumbrado pero no, yo creo que cada vez la extraño más y siempre va a ser así, es mi única hija, la quisiera en casa pero la apoyo en su sueño y quiero que ella sea lo que quiera ser y llegue hasta donde quiera llegar”, comenta Vanessa Santos, cuya hija Samantha Jiménez vive fuera de casa desde hace cinco años en la Ciudad de México.
Marisela Monzón, no esconde el hecho de que como madre siempre da miedo ver que su hija, Lolita Hernández, sube a un trampolín, sabedora del riesgo que eso representa, pero asegura que siempre que su hija disfrute lo que hace la seguirá apoyando. “Da miedo porque piensas que se puede lastimar, pero yo siempre la he apoyado no importando los resultados que ella saque, pues lo importante es que disfrute la competencia y que haga lo que le gusta hacer”.
A todas las madres de los deportistas veracruzanos, nuestra felicitación este 10 de mayo por ser unas guerreras y por ser los pilares más importantes en el desarrollo deportivo de sus hijos e hijas.
