4 de Mayo de 2025

Violencia entre barras

Los rijosos fueron controlados por elementos de seguridad en las inmediaciones del estadio Hidalgo

 Después  de un choque entre grupos de animación Tuzo y azulcrema

AGENCIAS
Pachuca

La sangre cubre casi la mitad del rostro de un joven “hincha” de los Tuzos. Dos policías lo escoltan rumbo a una ambulancia para que sea atendido, aunque queda en calidad de “detenido”.

El muchacho termina rendido, su resistencia es nula, luego de chocar con sus rivales azulcremas. Los doctores de inmediato cierran la puerta de su vehículo, mientras el alcohol y las gasas comienzan a hacer su aparición para curar las heridas.

 

Atrás del muchacho herido en un enfrentamiento entre barristas hidalguenses y americanistas, un cúmulo de agentes estatales tratan de replegar a la porra local que viene de los accesos por donde entra el grupo de animación visitante.

Algunas de las persecuciones surten efecto. La fuerza pública también le entra al intercambio de golpes. Incluso, llegan a darle uno que otro “recuerdito” a quienes ya tienen sometidos. Otros “hinchas” fingen demencia, caminan y se alejan de los efectivos. Se reúnen con otros y tratan de pasar inadvertidos, como si nada ocurriera.

Gritos, puñetazos y hasta patadas, los uniformados contienen, como pueden, a los rijosos que se dan cita al partido entre Pachuca y las Águilas de la jornada tres del Apertura 2015. Las patrullas tienen las sirenas encendidas y los doctores atienden a los descalabrados. La violencia rodea a otro partido del fútbol mexicano, la plaga no da indicios de desaparecer.

 

Los brotes de violencia entre “hinchadas” y policías quedan ahí como el preámbulo del Pachuca-América, justo en el estadio Hidalgo, lugar donde se importaron las barras argentinas por órdenes de Andrés Fassi, vicepresidente Deportivo de los Tuzos.