-11 mexicanos juegan en un club de la Segunda División y todos viven en el mismo departamento, sin cobrar un salario oficial
AGENCIAS
No todo lo que brilla es oro y eso aplica para 11 mexicanos que, por cumplir el sueño de jugar en el fútbol de Europa, se fueron a una aventura llamada Segunda División de Andorra.
El pasado 13 de septiembre, 11 futbolistas pasaron a la historia por conformar al primer equipo europeo que disputa un partido oficial con todos sus jugadores de nacionalidad mexicana en la Segunda División de Andorra, con el CE Carroi, y todos representados por Víctor Hugo Pérez, quien también es futbolista mexicano y milita en la Primera División de aquel país.
Andorra, prácticamente desconocido en México, es un país con menos de 500 kilómetros cuadrados y poco más de 70 mil habitantes, aunque en Europa es conocido porque es el “paraíso fiscal” para los deportistas más destacados.
Dicha nación tiene un impuesto sobre la renta del 10 por ciento, mientras que en países como España supera el 45 por ciento, por lo que el pago de impuestos por las enormes cantidades que reciben es prácticamente mínimo, comparado con las grandes sumas que deben pagar al “fisco” en España, Francia o Italia.
Sin embargo, el atractivo fiscal de ese país es proporcional a lo complicado que resulta obtener un permiso de residencia, ya no se diga para trabajar en esa nación, tal como lo explica el propio representante de los mexicanos que juegan allá.
“De que es complicado, sí es complicado, y de que yo sé la forma (de legalizarlos), pues es más que obvio, porque tengo a 24 jugadores aquí. Yo soy el que lo llevo todo, desde lo deportivo a lo administrativo, me encargo de todo. Andorra es muy pequeño y no son secretos, pero no quiero echarlo mucho a la luz, es algo que no quiero que se ventile cómo se hace, no porque incomode a otra gente o ponga en riesgo lo que hago, solo no quiero que se ventile el secreto de cómo le hago”, reveló Víctor Pérez.
Fuentes consultadas y cercanas a los jugadores del CE Carroi revelaron que los 11 mexicanos viven en un solo departamento, mismo que es prestado por el club, y ninguno tiene oficialmente un salario, por lo que se sostienen con las aportaciones que sus familias les hacen llegar desde México.
Esto se debe a que el permiso de residencia no avala el trabajar en Andorra, pues es una anuencia aún más complicada de conseguir, aunque la fórmula no es imposible de remediar.