El secretario de Hacienda, Edgar Amador, es experto en proyecciones económicas. Desde su paso por el Banco de México y luego en Hacienda, como subsecretario y ahora como titular del ramo, le gusta arrastrar el lápiz para trazar presupuestos y modelos econométricos que anticipen tendencias. En mancuerna con el actual jefe de la unidad de Planeación Económica de Hacienda, Rodrigo Mariscal, suele desafiar los pronósticos de los organismos multilaterales y los bancos. “Hay dos tipos de pronósticos: los que están mal y los que tienen suerte”, dijeron en noviembre pasado durante la presentación del Informe de Finanzas Públicas y la Deuda Pública de México.
Ahora, el todavía flamante titular de Hacienda –no lleva ni dos meses en el cargo– deberá enfrentar esas proyecciones pesimistas que tienen buena parte de los economistas sobre México, debido, entre otras cosas, a la alta exposición que tiene la economía del país con Estados Unidos: comercio, inversión extranjera, turismo y remesas, por mencionar algunos casos.
También los expertos han basado sus proyecciones tomando en cuenta los cambios estructurales en el país, tales como la Reforma Judicial, la desaparición de los organismos autónomos o la reforma que está en ciernes sobre el sector de las telecomunicaciones y la radiodifusión.
Pese a todo y frente a los embates del gobierno del presidente Donald Trump, la Secretaría de Hacienda mantiene una proyección de crecimiento para el 2025 en un rango de 1.5% y 2.3%, es decir, en un promedio de 1.9%. Tal estimado es el más alto de entre todos los analistas, incluidos los más optimistas, que ven el crecimiento de la economía nacional debajo del 1% anual.
Recientemente, dos organismos internacionales importantes proyectaron a México como uno de los países más afectados por la política comercial de Estados Unidos. El Fondo Monetario Internacional redujo drásticamente la estimación de crecimiento para el país a -0.3%, mientras que el Banco Mundial anticipó que la economía nacional se estancará en 0%. Al respecto, la presidenta Claudia Sheinbaum dijo que en su gobierno tienen “modelos” distintos a los de los organismos multilaterales y que en sus proyecciones el país no caerá en recesión ni en una crisis económica.
Esa tarea le corresponde al secretario de Hacienda, quien, en noviembre del año pasado, como subsecretario del ramo, se vio también obligado a contener los pronósticos pesimistas de los organismos internacionales, los bancos y las casas de bolsa. Al igual que ahora, Edgar Amador descartó una recesión y un desbalance del endeudamiento público.
Luego fue el anterior secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O –con datos de Amador– quien volvió a desestimar los estimados pesimistas de los analistas. “En 2021, el PIB creció a una tasa del 6% cuando los analistas al inicio de ese año pronosticaron una tasa del 3%; en el 2022 el crecimiento fue de 3.7% y los analistas habían anticipado una tasa de 2.9% y en 2023, el gobierno proyectó una tasa de 3.2% y los pronósticos privados fueron de 1.4%.”, dijo el entonces titular de la SHCP.
Y ahora las estrellas que se habían desalineado para México, se volvieron a alinear un poco con el sorpresivo repunte de 1% que tuvo la economía nacional en febrero, su mayor alza desde abril del 2023, impulsada principalmente por el sector industrial. Con este dato es muy probable que el primer trimestre del año no sea negativo y, por lo tanto, se evite la famosa recesión técnica de la que hablan los economistas.