“Nos detuvimos a contemplar un puente muy alto, que está como a una hora en el camino hacia acá; el detalle es que no tiene letreros. Sí hay señalización de la ruta, pero no tienen nombre ni los poblados ni el puente, que nos llamó mucho la atención, pero nunca pudimos saber cómo se llama”, explicó, mientras contemplaba el estero Tenechaco en compañía de sus menores hijas.
Añadió que Tuxpan le parece un lugar muy bonito y tranquilo, en comparación con otros lugares de la República, con gente muy amable y bastante limpio, a excepción, indicó, de la zona del mercado y ciertas áreas muy concurridas de la playa, donde pudo observar que la gente no recoge sus desperdicios antes de irse, sino que los deja desperdigados por la arena.
Considera que a Tuxpan le falta difusión como lugar turístico, “porque el que no sabe es como el que no ve; nosotros supimos nada más porque nos invitaron a venir unos familiares, pero si hubiéramos sabido lo cerca que está y las facilidades que hay para llegar, habríamos venido antes, porque en verdad es un lugar muy atractivo para pasear, descansar y alejarse del tumulto de la gran ciudad. Primeramente Dios, vendremos más veces”, concluyó.
