4 de Diciembre de 2024

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México y el Fenómeno Ovni: Un Silencio en el Cine y la Literatura

MARCIANO DOVALINA

En un país donde la mitología, el misticismo y las historias sobrenaturales son parte fundamental de la identidad cultural, resulta sorprendente que el fenómeno ovni sea un tema prácticamente ausente en las grandes narrativas del cine y la literatura. A pesar de la fascinación popular por los avistamientos y relatos sobre objetos voladores no identificados, especialmente en lugares emblemáticos como Tepoztlán o la Zona del Silencio, el tema sigue siendo relegado al ámbito del entretenimiento marginal o al escepticismo colectivo.

Esta falta de exploración cultural no solo refleja un vacío creativo, sino también una oportunidad perdida para reflexionar, imaginar y proponer historias que conecten con las inquietudes más profundas de la humanidad. En un momento histórico en el que la posibilidad de no estar solos en el universo está ganando legitimidad a nivel global, México parece haber dejado esta narrativa fuera de su imaginario cultural.

El fenómeno ovni: Un reflejo de nuestras inquietudes

Desde tiempos inmemoriales, el cielo ha sido fuente de asombro, misterio y simbolismo. En la literatura y el cine global, el fenómeno ovni no es simplemente un relato de luces y platillos voladores, sino una metáfora de nuestras aspiraciones, miedos y dilemas existenciales. Obras como La guerra de los mundos de H.G. Wells o películas modernas como Arrival e Interstellar han utilizado el contacto extraterrestre para abordar temas como la unidad de la humanidad, la fragilidad de la vida en la Tierra y nuestra relación con lo desconocido.

En contraste, México, a pesar de contar con un rico acervo cultural que mezcla lo fantástico y lo sobrenatural, apenas ha tocado el fenómeno ovni como tema central en sus producciones artísticas. La mayoría de las veces, cuando el tema aparece, se aborda desde el humor o la parodia, lo que reduce su potencial reflexivo y su capacidad para generar historias profundas y significativas.

El cine mexicano: Una imaginación limitada

El cine mexicano ha demostrado una y otra vez su capacidad para contar historias poderosas con recursos limitados. Películas como “Roma” o “Ya no estoy aquí” han ganado reconocimiento internacional al abordar temas humanos desde perspectivas únicas. Sin embargo, cuando se trata del fenómeno ovni, el cine nacional parece carecer de ambición.

Ejemplos como “La nave de los monstruos” (1960) han tratado el tema desde la comedia o el sensacionalismo, pero rara vez desde una perspectiva seria o innovadora. Esto contrasta marcadamente con obras como Close Encounters of the Third Kind (1977) o District 9 (2009), que no solo exploran lo extraterrestre, sino que lo utilizan como un medio para cuestionar las estructuras sociales, políticas y emocionales de nuestra realidad.

En México, el fenómeno ovni podría servir como una herramienta narrativa para reflexionar sobre la espiritualidad, el choque cultural y las complejidades de nuestra sociedad. Sin embargo, hasta ahora, estas historias no han encontrado un lugar en la pantalla grande.

Literatura: El gran ausente

El fenómeno ovni tampoco ha tenido una representación significativa en la literatura mexicana, a pesar de que el país cuenta con una sólida tradición de narrativa fantástica y de ciencia ficción. Autores como Amparo Dávila, José Luis Zárate y Bernardo Fernández han demostrado que México tiene el talento para abordar lo desconocido desde perspectivas únicas, pero el contacto extraterrestre sigue siendo un tema marginal.

Esto es particularmente desconcertante si consideramos que la mitología prehispánica está llena de relatos sobre dioses que venían del cielo, luces misteriosas y fenómenos inexplicables. ¿Por qué no reinterpretar estas historias desde una óptica contemporánea? ¿Qué tan relevante sería explorar cómo una comunidad indígena enfrenta el impacto cultural y espiritual de un encuentro con lo extraterrestre?

El peso del escepticismo y el estigma

Parte de la resistencia cultural para abordar el fenómeno ovni podría residir en el estigma que lo rodea. En México, hablar de ovnis suele asociarse con teorías conspirativas o charlatanería, lo que limita su legitimidad como tema serio en el cine y la literatura. Esto contrasta con países como Estados Unidos, donde el fenómeno ha ganado peso gracias a investigaciones científicas, divulgaciones gubernamentales y un tratamiento más respetable en los medios.

A pesar de esto, el interés por lo extraterrestre sigue vivo en la sociedad mexicana. Programas como Tercer Milenio, lugares de convivencia como el Coffe UAP y zonas emblemáticas como el Popocatépetl se han convertido en puntos de referencia para los aficionados al fenómeno. Sin embargo, este interés popular no ha logrado traducirse en una narrativa cultural que trascienda.

México: Un terreno fértil para nuevas historias

México tiene todos los elementos para convertirse en un referente cultural en torno al fenómeno ovni. Su rica historia, llena de mitos y leyendas, podría integrarse de manera única con historias sobre encuentros cercanos del tercer tipo. La figura de Quetzalcóatl, por ejemplo, podría reinterpretarse como la de un visitante extraterrestre, o los relatos prehispánicos sobre luces en el cielo podrían servir como base para narrativas contemporáneas.

Además, en un contexto global donde enfrentamos crisis existenciales como el cambio climático, la desigualdad social y las tensiones geopolíticas, el fenómeno ovni ofrece una oportunidad para reflexionar sobre nuestra humanidad y nuestra relación con el cosmos.

El camino hacia el futuro

Para que el fenómeno ovni encuentre un lugar legítimo en el cine y la literatura mexicana, es necesario superar el miedo al ridículo y apostar por narrativas que combinen la imaginación con la profundidad. Las plataformas de streaming y el auge del contenido independiente ofrecen un espacio ideal para experimentar con este tipo de historias.

El fenómeno ovni no es solo una curiosidad o una moda pasajera; es una metáfora de lo desconocido y una invitación a soñar. México, con su riqueza cultural y su capacidad creativa, tiene todo lo necesario para liderar esta narrativa en el escenario global.

Es hora de que nuestros cineastas, escritores y artistas miren hacia el cielo y se atrevan a contar las historias que allí están esperando. Porque al final, el universo no solo es un lugar de misterio, sino también de posibilidades infinitas.