27 de Abril de 2024

-Melate

Por Julio César Vega Olivares

“Reconozco que si existe algo en la vida más molesto y denigrante que un gobernante o político corrupto, es aquel ciudadano que los defiende”.

Despertar Ciudadano, A.C.

Hace ya  algunos años escuché a un político de muy altos vuelos  una frase que parece muy consistente, porque sigue siendo usada con alguna frecuencia,  por ejemplo, cuando se quiere evitar el daño colateral que sufren las instituciones como resultado de la conducta irregular o corrupta de alguno de sus miembros, y dice: “Se equivocan los hombres, no las instituciones” (sin discutir la paridad de género), pero toda institución, si bien como persona moral tiene personalidad propia y así también las instituciones políticas, las cuales están  integradas por seres humanos, hombres y mujeres, pues en una persona jurídico colectiva,  en la cual son precisamente sus miembros quienes deciden a nombre de la institución, y si la institución se equivoca cuando nombra a alguien que no está a la altura del cargo o si fue engañada, debe actuar en consecuencia, investigando y determinando con toda certeza  si el actuar de tal o cual persona está dentro de la moralidad y la legalidad. También cuando se le da confianza a una persona y resulta corrupta, debe reconocer su error y su responsabilidad, pues ésta debió vigilar su conducta o denunciar los hechos; de no hacerlo, cuando menos es cómplice,  si en su caso se equivocó al nombrar o darle la oportunidad a un corrupto, desde luego es muy claro que en el caso de las instituciones políticas, éstas no dan patentes de corso a ningún candidato o funcionario público.  

Si en una sociedad civil o mercantil, uno de sus administradores o socios comete algún delito, la sociedad debe denunciarlo, porque ante la ley, la responsable es la sociedad, y si es un  asunto económico, tiene que responder por el daño cuando menos, y en caso de responsabilidad penal, debe denunciarse y castigarse al responsable.  Los partidos son responsabilidad de sus dirigentes y ningún miembro o dirigente pueden delinquir amparado por unas siglas y luego desestimar el hecho, cuando menos el repudio partidista debe aplicarse, sin menoscabo de las sanciones civiles y/o penales que correspondan.

Sin embargo existe una presunción de inocencia y todo mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Esto viene al tema por el caso de Humberto Moreira,  pues resulta que ahora España lo está culpando de lavado de dinero y en México no resultó responsable de peculado y desvío de recursos; algunos cuestionan de que cómo es posible que en un lugar lo consideren responsable y en otro no, cuando se trata de asuntos correlacionados, pues debe explicar de dónde sacó el dinero que se pretende  está “lavando” en España, pero porque la orden la giró la Fiscalía Anticorrupción. Bueno, nos vamos a enterar; a ciencia cierta se desconoce la cantidad exacta por la que lo inculpan, pero es un hilo que se puede jalar. También parecen presiones externas para desacreditar al Gobierno, pues si es cierto lo que afirman, hace tiempo que lo sabían, ¿por qué ahora precisamente, en el borde de las elecciones presidenciales?, ahí es donde entra el sospechosismo. 

Los partidos de oposición al PRI aprovechan el viaje y cuestionan y desprestigian a las autoridades encargadas de la investigación de Moreira en México, considerando que existe una grave impunidad en el país; así lo dijo Ricardo Anaya, dirigente del PAN; bueno, recordemos que el PAN gobernaba el país en la época en que sucedieron los hechos que ahora se cuestionan, pues Moreira gobernó del primero de diciembre del 2005 al 3 de enero del 2011, fecha en que pidió licencia para ocupar la presidencia del PRI, ¿Calderón sabía o no sabía? Sin embargo, a pesar del juicio popular que  declara culpable a Moreira, todo ciudadano mexicano  tiene derecho a un abogado y se le debe considerar inocente hasta que sea declarado culpable y ya no cuente con recurso legal alguno por interponer, así están las leyes en el país y eso no es cuestión de Melate.